
Es un testimonio diferente, son ideas, visiones, más como diario que como crónicas, a raíz de su viaje a la Nicaragua de la Revolución Sandinista, en 1985, poco antes de su muerte. Es un libro cuya rareza radica en la naturaleza y vitalidad de la escritura breve y aguda de la observación, con un estilo poético a modo de diálogo introspectivo, pero también desde una visión de registro objetivo de ciertas realidades.
“Este libro no es libro, soy yo en un testimonio de amor buscándose a sí mismo. Podría decir que me jugué la vida, y es verdad que lo hice, pero eso no tiene
el valor de los que vi morir con muerte jubilosa, jóvenes que no alcanzaron los treinta años y vivieron más que los teóricos del mal aliento cómodo. Yo debiera ser aquí didáctico, hablar de estadísticas centroamericanas, evidenciar como economista, como profesor universitario, el bloqueo por aire, tierra, mar y fuego contra Nicaragua; sería una clase de trágica aritmética, algo así como poner en números el dolor, el heroísmo, la muerte y la grandeza de un pueblo cincuenta veces invadido, más todavía si contamos a España, a Walker y a Reagan. No dictaré una clase. Sería como ponerle un número al sombrero de Sandino, bajo cuya protección se acurrucaron, saltaron y se fortalecieron todos los miedos que alimentan mi fuerza”.
Orlando Araujo