Recopilación e introducción de Luis Navarrete Orta
“Después, en el Canto general (1950), en Las uvas y el viento (1954), en Navegaciones y regreso (1959), en Fin de mundo (1969), en Confieso que he vivido. Memorias (1974), en El libro de las pregunta (1974), en textos dispersos recogidos en Para nacer he nacido (1978) y en El fin del viaje (obra póstuma, 1982), dedica poemas y textos en prosa a diversos temas venezolanos. Desfilan por esos libros el río Orinoco los héroes patrios (Miranda, Bolívar, Sucre), los dictadores (Gómez y Pérez Jiménez), “un demócrata extraño” (Betancourt), sus más cercanos amigos (los escritores Miguel Otero Silva y Carlos Augusto León), y un escritor que, a su juicio, merecía antes que él el Premio Nobel (Rómulo Gallegos). Y, por supuesto, no podía quedar afuera la agitada Caracas, los sonoros nombres de Venezuela y los pájaros del Caribe, en especial las delicadas corocoras que deslizan su vuelo escarlata como un “relámpago encendido” para saludar al poeta que “llegó del frío”. En estos textos,Neruda se solaza en las maravillas de nuestra naturaleza y se sumerge en las profundidades de la geografía, de la historia, de la política, de la cultura y de la humanidad venezolanas. Nos escruta, nos desnuda, nos descubre como en tiempos remotos lo hicieron otros ilustres viajeros. Porque la poesía es eso: un deslumbramiento que termina en alumbramiento.”
Luis Navarrete Orta
Esta selección recoge los versos más significativos de Pablo Neruda para Venezuela. A manera de homenaje se presentan los cantos y las imágenes telúricas sobre la geografía nacional, los personajes históricos y los hechos más resaltantes. También se realza el valor y los vínculos de compromiso que mantuvo Neruda con Venezuela en la figura de escritores como Miguel Otero Silva y Rómulo Gallegos, este último considerado por Neruda uno de los mayores novelistas latinoamericanos. Buena parte de los textos son tomados de Canto general , poema épico lírico y consagratorio en el cual se retrata la lucha de los pueblos contra las tiranías más sanguinarias del continente. La figura de Miranda y Bolívar toman un valor supremo, y son el punto de partida para el deslumbramiento de Neruda.