“Como me conceptúo obligado a prestar atención a la apreciable carta de Vd., no menos que a sus filantrópicas miras, me animo a dirigirle estas líneas, en las cuales ciertamente no hallará Vd. las ideas luminosas que desea, mas sí las ingenuas expresiones de mis pensamientos.
“Tres siglos ha –dice Vd.– que empezaron las barbaridades que los españoles cometieron en el grande hemisferio de Colón”. Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernos si constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades. El filantrópico obispo de Chiapas, el apóstol de la América, Las Casas, ha dejado a la posteridad una breve relación de ellas, extractada de las sumarias que siguieron en Sevilla a los conquistadores, con el testimonio de cuantas personas respetables había entonces en el Nuevo Mundo, y con los procesos mismos que los tiranos se hicieron entre sí, como consta por los más sublimes historiadores de aquel tiempo. Todos los imparciales han hecho justicia al celo, verdad y virtudes de aquel amigo de la humanidad, que con tanto fervor y firmeza denunció ante su gobierno y contemporáneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario.”
Simón Bolívar
“Carta de Jamaica” es el nombre dado al documento escrito por Simón Bolívar en Kingston el 6 de septiembre de 1815, cuyo título original es “Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla”. Se presume que fue escrita en respuesta a una misiva firmada por Henry Cullen, un comerciante inglés que inquiría sobre la situación presente y futura de Nuestra América. Sin embargo, si se toma en cuenta que el Libertador se encontraba en la isla promoviendo la causa de la independencia tras la caída de la Segunda República, es posible conjeturar que su destinatario era la Europa no española y en particular la potencia imperial hegemónica del momento: Inglaterra.