“Es necesario traer a colación que las guarimbas no son congregaciones más o menos espontáneas de personas que se reúnen para protestar contra el gobierno. No son el producto de agrupaciones de vecinos que construyen un espacio de protección contra la violencia política de la cual son víctimas. Las guarimbas son, en primera instancia, un dispositivo de lucha política, un medio táctico para lograr el derrocamiento del gobierno e instaurar un nuevo estado de cosas. Su principal recurso es la violencia espectacular. De allí que la historia de la guarimba es la historia del refinamiento de la violencia que despliega. Piénsese en el uso que se les daba originalmente a los medios incendiarios. Servían principalmente para incendiar barricadas, compuestas básicamente por basura. Luego empezaron a funcionar como arma ofensiva y de hostigamiento. Finalmente, terminaron siendo un instrumento de castigo infamante”.
Lenin Brea
“Durante las protestas antichavistas de 2017 la sociedad venezolana fue testigo de formas de violencia que hasta el momento le eran desconocidas. Más de una treintena de personas fueron víctimas de crímenes de odio por “ser o parecer chavistas”. En particular, impactaron en la opinión pública los casos en que la víctima fue “ajusticiada”, y dentro de estos, aquellos en que fue quemada en vida y/o tras la muerte. (…) También, el uso de bombas molotov y otros artilugios incendiarios contra instituciones y servicios públicos, bases militares, unidades de transporte, fuerzas del orden, comercios privados y personas, ocasionó varias víctimas, muchas de las cuales no participaban en las protestas, sino que transitaban o hacían vida en el espacio público afectado por las manifestaciones opositoras. Pero el uso de dispositivos incendiarios trajo otro tipo de afectados. Se trata de aquellos que resultaron quemados tanto manipulando dichos dispositivos como por los efectos de la manipulación.”
Lenin Brea