“Pintor de santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo
que cuando pintas tus vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.
Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.”
Píntame angelitos negros
“…que vayan comiendo mango / por las barriadas del cielo” dice el poeta, imagine usted semejante feria, los niños en portentosa algarabía, por fin iguales en un cielo para todos, pintados de sabores de cualquier parte, vislumbre la montonera traviesa como un mar de colorido júbilo, vivos para siempre porque ya no serán jamás negados. El poema es un clamor por el reconocimiento de nuestra realidad variopinta, exige una mirada introspectiva que descubra y celebre el amasijo que somos. “Si queda un pintor de santos / si queda un pintor de cielos / que haga el cielo de mi tierra / con los tonos de mi pueblo”; así entonces se aviva la dignidad y orgullo de una voz que canta por los niños de nuestra patria, fresca mixtura de alientos.
Nathaly Bonilla (Rubio, estado Táchira, 1985)
Ilustradora, diseñadora gráfica y artista plástico por pasión. Comunicadora social de profesión (ULA, Táchira). En 1997 gana el premio Colorea tus ideas, promovido por La Torre del Oro. Ese mismo año participa en la I Exposición sobre Biodiversidad Natural de la Región Andina. En el 2006 publica su primera historieta ilustrada, una adaptación del libro con el mismo nombre, Historia de la Revolución Bolivariana. En los últimos años ha centrado su trabajo especialmente en el uso de las técnicas digitales para darle color a sus ilustraciones.