Hay un universo maravilloso donde reinan el imaginario, la luz, el brillo de la sorpresa y la sonrisa espléndida. Todos venimos de ese territorio. En él la leche es tinta encantada que nos pinta bigotes como nubes líquidas; allí estuvimos seguros de que la luna es el planeta de ratones que juegan a comer montañas, descubrimos que una mancha en el mantel de pronto se convertía en caballo, y que esconder los vegetales de las comidas raras de mamá, detrás de cualquier escaparate, era la batalla más riesgosa. Esta colección mira en los ojos de niños y niñas el brinco de la palabra, atrapa la imagen del sueño para hacer de ella caramelos, y nos invita a viajar livianos de carga en busca de caminos que avanzan hacia realidades posibles. Está conformada por dos series: El gallo pelón y Los siete mares.
Las hazañas de Chango Carpio y Sietecueros y más cuentos
Da título a la presente selección de cuentos de Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, uno de los principales exponentes del criollismo en nuestro país. Chango Carpio y Sietecueros son los apodos de dos soldados desertores que viajan de regreso a sus aldeas de origen. En el camino se detienen en un solitario poblado a descansar de su larga faena. De pronto, frente a un patio lleno de gallinas, se transforman en generales, revolucionarios y estrategas temidos, luchado por la pureza de sus ideales. De esta forma, iniciarán su larga historia de aventuras, y su yunta resonará en todos los campos y caminos perdidos en las soledades venezolanas, como los más audaces guerreros de toda la historia.
More info →El lago del buchón Luis
“Mientras lo saludaban, un inmenso buque petrolero pasó rozando las rocas del estrecho. El buchón Luis había olvidado lo angosto y cercano que pasaban las embarcaciones por este sitio. Siguió su rumbo original y enfiló por la laguna de Sinamaica. Anhelaba llegar a su sitio preferido para comer los abundantes peces del río Limón.
Recordaba sus aguas frescas, dulces y transparentes. Pero la realidad era otra. Gran parte del río Limón estaba lleno de algas y lemna; tenía poco caudal debido a las talas y quemas en la cabecera del río.”
El lago del buchón Luis
More info →El loro pervertido y otras fábulas
La avispa y la abeja
La avispa, una mañana,
llamó a la abeja “hermana”,
y la abeja, enfadada, dijo:
—Amiga,
yo quiero que me diga
¿de dónde saca usted tal parentesco?
—Caramba, tanta vanidad me crispa
—replicole la avispa—.
¿No ve que a usted en todo me parezco?
Alas, corpiño, talle
son lo mismo en las dos, y hasta un detalle
demuestra nuestra idéntica extracción:
exacto es mi aguijón a su aguijón.
—Cierto —dijo la abeja—,
a su aguijón el mío se asemeja,
pero en el uso está la diferencia:
la de usted es un arma de insolencia;
de defensa es la mía,
y mientras yo trabajo con paciencia,
usted a todo el mundo desafía:
¿somos hermanas? Dígalo en conciencia...
El loro pervertido y otras fábulas
More info →Dibesita
“Los relatos que contiene este libro deben ser leídos en familia y en voz baja, como cuando se musita una oración, porque son “canciones sin música”, cantadas (o contadas) por una niña de seis años que, ya cercana al siglo de vida, decide regalarnos un pedazo de una ciudad ya ida, que apenas ha logrado sobrevivir en añejos retratos y en ese refugio transitorio que es la memoria. Dibe tiene muchos recuerdos y nos confirma, una vez más, que lo importante no es tener memoria sino tener de qué acordarse.”
Germán Fleitas Núñez
Cronista de la ciudad de La Victoria
Miembro de Número de la Academia Venezolana de la Lengua y de la Historia
More info →La montaña de agua y otros territorios fantásticos
“La primitiva atmósfera quiso un día formar el océano y los componentes del agua se unieron. Con la velocidad del huracán la lluvia se precipitó sobre la Tierra todavía candente; pero apenas el planeta sintió el choque de aquel diluvio universal despertó convulso, y en torbellinos de vapor el agua tornó a las regiones del espacio.
Hubo una lucha de siglos entre el fuego y el agua. El planeta, debilitado, fue al fin vencido. Entonces se abrieron las cataratas del cielo y el agua buscó su lecho por entre los escombros de la apagada costra. —He ahí la primera gota de agua dando nacimiento al primitivo océano.
En posesión de la Tierra, las aguas pasearon sus ondas de Polo a Polo acariciando las islas de granito que con sus cimas todavía humeantes eran los lúgubres restos de aquel naufragio. La ola empezó entonces su trabajo mecánico, y con su instrumento cortante y corrosivo pulverizó la obra de los cíclopes. —Era la gota de agua, que en el fondo del océano construía el lecho de los futuros continentes, y con los despojos del granito formaba las montañas.”
La montaña de agua y otros territorios fantásticos
More info →Caolho, el pirata
“Yo sé, sé muy bien que mi venda no es negra. ¿Qué querías? ¿Que saliera por ahí llamando la atención de todo el mundo? Pues la primera cosa que hice cuando llegué a la casa, antes de usar orgullosamente el parche de mis antepasados, fue pasar la manguera sobre ella, una y otra vez, hasta que el parche quedara de color de la piel.”
Caolho, el pirata
More info →Versos del Güetepereque
“Eduardo Sanoja
nos trajo el candil
turpiales del monte
pájaro infantil
que no necesita
ni uno ni mil
son versos alegres
luz de toronjil
Un turpial buenmozo
de verbo sencillo
nos canta su golpe
nos canta estribillo
con palabra en flor
negro y amarillo
pájaro cantor
préstame tu brillo”
Alejandro Moreno
More info →Cuentos de Sebastián antes de que se me olviden
"Para ti, mamá: Mamá, he pensado en lo bueno de que tú me hayas tenido con solo dieciocho años, así cuando tú mueras, me quedará poco tiempo de vida. Eso estará bien, porque si el mundo es difícil en un Nintendo, ¡imagínate en la vida real!"
Sebastián
Cuentos de Sebastián antes de que se me olviden
More info →Adivina el mundo (para colorear)
“Adivina el mundo… Adivinadora
adivina el mundo… Adivinador
piensen un poquito
y digan quién soy.
Y cuando mi nombre
hayan encontrado,
¡miren si acertaron!:
busquen la respuesta
y sigan jugando.”
Adivina el mundo
More info →Sinchi y Kai
“Una noche oscura como un ataúd por dentro, cuando la luna aún no criaba conejos de humo ni los rayos imitaban a las centellas, Kai, príncipe de las flores, con sus pantalones de ajedrez y su sombrero de mariachi solitario, salió apresuradamente de casa a buscar algún remedio para Sinchi, su abuelo jaguar de dos metros de altura, que estaba vagabundo y postrado en una cama de hormigas, porque se había puesto mal, muy mal de la garganta.
Tenía adoloridos sus rugidos, que es lo más sagrado, como si tuvieran miedo o terror de enfrentarse al mundo moderno, y por ese motivo su belleza radiante disminuía lentamente, las manchas doradas de su piel iban desapareciendo de forma misteriosa, cosa que no está permitida para un jaguar milenario de dos metros de altura.”
Sinchi y Kai
More info →Píntame angelitos negros (para colorear)
“Pintor de santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo
que cuando pintas tus vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.
Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.”
Píntame angelitos negros
More info →El Tigrón
"El Tigrón, hombre moreno, corpulento y de larga cabellera ensortijada, acostumbraba a caminar por la calle más estrecha y polvorienta de aquel pueblo olvidado, allá, en las cercanías de la ciudad de El Tocuyo. El Tigrón era un hombre que a pesar de sufrir los avatares y la rudeza de la intemperie siempre andaba de buen humor. La gente del pueblo lo saludaba con agrado y hasta le regalaban frutas, dulces, arepas, sopas y otras comidas. También le obsequiaban ropas o prendas de vestir, que extrañamente se negaba a usar porque a él le gustaba andar descalzo y semidesnudo".
El Tigrón
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