
La poetisa cuenta hasta cien y se retira
La poetisa recoge hierba de entretiempo,
pan viejo, ceniza especial de cuchillo;
hierbas para el suceso y las iniciaciones.
Le gusta acaso la herencia que asumen los fuertes,
el grupo estudioso, libre de mano y cerrado de corazón.
Quién, él o ella, juramentados, destinados al futuro.
Hijos de perra clamando tan dulcemente por el verbo,
implorando cómo llegar a la santa a su lenguaje de neblina.
Anoche hubo piedras en la espalda de una nación,
carbón mucho frotado en mejillas de aldea lejana.
Pero después dieron las gracias, juntaron, desmintieron,
retiraron junio y julio para el hambre. Que hubiese hambre.
La niña buena cuenta hasta cien y se retira.
La niña mala cuenta hasta cien y se retira.
La poetisa cuenta hasta cien y se retira.
Libro de los oficios. Poemas 1967.
Caracas: Monte Ávila, 1975.
Radica durante décadas en Valencia, la de Venezuela, Ana Enriqueta Terán –nació en 1918, en Valera (Trujillo), y falleció en 2017, en Valencia (Carabobo)– fue el eje de un carrusel poético que abordaron muchos de nuestros escritores y amigos de las artes, seguidores de su talento prodigioso y de su labor creativa, que unió lo eterno con lo cotidiano, la forma con el fondo, la vastedad y sus detalles. En 1989, recibió el Premio Nacional de Literatura y también un Doctorado Honoris Causa (de la Universidad de Carabobo). En 1946 ingresó al servicio diplomático, lo que le permitió conocer a Juana de Ibarborou en Uruguay, a Rafael Alberti en Argentina, y en París al grupo de “Los Disidentes”. El poeta Luis Alberto Angulo, barinés de origen, pero tan valenciano como el río Cabriales (como nuestra poetisa homenajeada: trujillana de origen, pero “valenciana en mis afectos”), acucioso estudiante de sus versos y prosas, ha puesto sobre la mesa esta antología poética mínima que había seleccionado en 2014. En palabras de Ramón Núñez: “… nos propone un acercamiento a esta poetisa fundamental de la literatura venezolana, (…) estos poemas son a un tiempo un encuentro personal del poeta Angulo con ella y sus palabras decantadas, pero también un llamado de atención a otros apasionados de la obra de Ana Enriqueta en lo que se refiere a coincidencias y entusiasmos. En cuanto a los que recién llegan al encuentro con Ana Enriqueta, e imaginamos a tantos jóvenes en principio, pues, he aquí una selección atinada para apropiarse de unos versos para la vida y que comiencen ellos una búsqueda personal entre tantos otros poemas de Ana Enriqueta para sugerir, por qué no, nuevas antologías, es decir, otras fraternidades y compartires a partir de Ana Enriqueta y sus palabras esenciales.”
Luis Salvador Feo la Cruz P.