Ser el paseo
Con la mortaja como uniforme iniciamos el viaje. Alzamos vuelo sobre la palabra. Recorremos los múltiples universos que propone el verbo. Este itinerario por el tiempo nos hace dioses pasajeros. Heridos por la luz como palomillas y luciérnagas resignadas, ignoramos ser soles eternos.
Envueltos en asombro tras descubrir la magia de los dedos, el sortilegio de la memoria, algunos edificamos constelaciones, derribamos muros de vacío. Somos los que ante la noche inminente, con la herida expuesta, supurando ilusiones, anhelamos repetir el paseo: ser el paseo mismo.
Passarola
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