Aislada cumbre
Seria con certero detalle
gestualizar entre el terco silencio
aquel día en que tus ojos
dijeron: —No queremos pesadumbre…
si la lluvia cae
un capítulo de mi recuerdo
que es siempre el mismo delirar
de la historia.
Todo el mundo no quiere guardar
la hoja de la carta de amor
porque tú y yo
fuimos
ardiente, intenso como la vida
y el cruel anhelo de mi aventura
retuerce, choca, silva, arruma
este corazón que no es mío
sino de la amplia naturaleza.
José Miguel Méndez Crespo
Escarpines en el agua
Cuando por primera vez la brisa se coló entre las ramas se hizo el susurro, entonces el Hombre, el mundo, el universo y la naturaleza hablaron todos por una sola boca, así fue como la poesía se hizo parto de los montes.
Desde entonces la existencia tiene quien describa sus designios y quien diga cómo se hace la sonrisa en los rostros; cómo arde el fuego del alma y para qué las estrellas trazan sus gélidos caminos en las noches de nuestros extraviados rumbos.
De esta materia está hecha la poesía de Escarpines en el agua. Su aliento irá creciendo hasta alcanzar las sonoridades del viento, la madera y el timbre del metal. Así se proyecta el camino poético de José Miguel Méndez Crespo.