”El tiempo como no lineal, tampoco necesariamente circular, sino más bien elíptico o, más precisamente, caleidoscópico. Sí, un caleidoscopio en el que, al menor movimiento, una ficha empuja a las otras trayendo consigo nuevas composiciones. Pasado, remoto o cercano; futuro, imaginado o adivinado, vinculándose con el presente cuando la inmediatez nos permite cierta quietud, invitan a reubicar sensaciones, comprender sucesos, proponer y conocerse un poco más... a realizar viajes que se reinventan, sin necesidad de tomar ningún medio de transporte que no sea la memoria y lo que ella despierta en la imaginación”.
Elio Palencia
Es su primera incursión en la narrativa. Una serie de relatos que –al igual que sus dramas- indaga en interrogantes sobre la venezolanidad, otorgándonos la mirada caleidoscópica de un álbum familiar, desde la memoria y la sensibilidad de un niño de los años setenta del siglo XX. De sus estampas y personajes, se desprende el afán por un necesario reconocimiento de “El Otro” para la apelación integradora al “Nosotros” a través de paisajes y conflictos que preguntan sobre la identidad, el amor, el dolor, la sexualidad, la condición mestiza de nuestra sociedad, lo cómico y lo trágico, lo ambiguo y lo determinante, la justicia y la injusticia cotidianas, percibidas desde la infancia como huellas que van sumándose en el juego de llegar a ser dentro del ámbito de la familia.