Más que amor, frenesí
Luego de que fuera frustrado el golpe de Estado de abril de 2002, gracias a la oportuna unión cívico-militar del pueblo venezolano, vendrían tiempos de cambios profundos en el camino emprendido por la Revolución Bolivariana. Sin embargo, y quizá con más ímpetu, dados sus temores y frustraciones ante la irreversible pérdida de sus privilegios por motivo del cumplimiento de nuestra Constitución, ante una inclusión social cada vez más amplia y una transformación política de la sociedad con apoyo de un pueblo cada tanto más organizado y consciente, los sectores golpistas seguían conspirando; seguían ejerciendo ciertas posiciones de poder, aunque cada vez más debilitadas.
El peligro de un golpe de Estado no había pasado. La conjura de los poderosos proseguía en sus cavernas, tratando de imponer el terror en el país e intentando desestabilizar el proceso revolucionario. De esta manera, maquinaron y activaron un desventurado paro general con la industria petrolera como objetivo principal. Pretendían, como lo hacen actualmente con tácticas diferentes, inmovilizar la economía del país. Pero el pueblo no se dejó manipular por aquella situación de caos generada para buscar la caída de su Presidente y su Gobierno, y en un nuevo ejemplo de civismo venció con sacrificios el artero ataque.
Los tiempos que siguieron, los años que continuaron, fueron de luchas y avances del pueblo al lado de su legítimo líder. Las oportunas y justas Misiones sociales, especialmente en educación, salud y alimentación, se ubicaron en un nivel estratégico, y el bienestar y la felicidad sociales se hicieron aún más tangibles, incrementándose como nunca antes en nuestro país, tal como está planteado en el proyecto revolucionario, desde su primera gestación en el siglo XIX, hasta la propuesta abanderada por el Comandante, cuya síntesis se expresa en el Plan de la Patria 2013 2019.
La vida de Hugo Chávez Frías está indisolublemente articulada a la historia del pueblo venezolano, de la Patria venezolana, como unidad incuestionable. El Comandante Chávez, al retomar la Doctrina Bolivariana para orientar al pueblo en su organización y participación conscientes para alcanzar las victorias necesarias en lo ético, lo social, lo económico, lo político y lo territorial, encarna los más genuinos intereses populares en la construcción de nuestro socialismo del siglo XXI. Como él mismo lo afirmara, esa unidad de Chávez con su pueblo es, más que amor, frenesí.