Por ahora...
La vida militar del Comandante Chávez le exigió varios juramentos, que asumió con absoluta responsabilidad y total entrega por propia voluntad. El primero de esos juramentos importantes en su vida lo realizó cuando se graduó de subteniente del Ejército, obteniendo también el título de licenciado en Ciencias y Artes Militares, mención Ejército. En esa ocasión juró defender la Patria, y lo hizo en su real y justa dimensión: no como simples palabras dichas en ocasión de un acto solemne, como retórica y requisito común al caso, no; hacer ese juramento significó para él asumir su cumplimiento como un compromiso con el pueblo, a costa de lo que fuere. A partir de otro de sus juramentos, el espontáneo y lleno de significado que hiciera ante el Samán de Güere, constituyó un Movimiento para alcanzar los objetivos de liberar a Venezuela de los regímenes auspiciados por partidos políticos corruptos y representantes de una clase empresarial lacaya del imperialismo y parásita de nuestra renta.
Chávez tuvo que esperar para cumplir con su juramento. Pero fue una espera activa la suya. Algunas veces relegado a los confines de la tierra venezolana y otras colocado en situaciones donde tuvo la oportunidad de ejercer su poder de convicción, que procedía de su fuerza interior y de su alianza con la verdad y el honor. De esa manera llegó a ser comandante de un regimiento de paracaidistas que comenzaría a cambiar la historia de Venezuela.
No fue fácil. Se enfrentaba a lo que era el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. En ese contexto de reimpulso neoliberal Chávez se encuentra con la historia, el 4 de febrero de 1992. Y aunque no se alcanzaron los objetivos propuestos del Plan Zamora, sería apenas un aplazamiento temporal en el recorrido por la dignidad de la Patria. Lo expresó a través de aquella afirmación trascendental: los objetivos no habían sido alcanzados… Por ahora…