De la moribunda a la bicha
Habían pasado los difíciles tiempos de la cárcel. Debido a la presión popular, con el nuevo gobierno de Caldera se abría para el Comandante Chávez la posibilidad de la liberación. Aunque tuvo que hacer además un gran sacrificio: solicitar la baja del Ejército. Sin embargo el terreno era fértil para iniciar junto al pueblo el recorrido hacia un cambio social profundo. El país abrigaba grandes esperanzas en ese hombre de mirada franca y verbo encendido que el 4 de febrero de 1992 había asumido un compromiso con su Patria. Chávez, tal vez, había perdido una batalla en el ámbito militar, pero su honor y valentía le habían ganado la simpatía y el respeto de muchos sectores de la sociedad y abierto el camino en el campo de la política.
La Patria estaba preñada, y la esperanza del pueblo en su Chávez habíahecho iniciar el parto de una nueva sociedad, y el de un nuevo mediodía enNuestra América.
Luego de recorrer pueblos y ciudades, en una campaña por la dignidad, utilizando diversos medios y enfrentando también diversas circunstancias, inspirado siempre por el Padre Libertador y consciente la necesidad de que diéramos continuidad a su postergado proyecto de independencia, Chávez crecería en popularidad y confianza ante un pueblo que lo llevaría a la Presidencia de la República.
Juraría así sobre una “moribunda” Constitución, pues su propósito eratransformar el Estado sobre bases verdaderamente populares, la gestacióncolectiva de una democracia revolucionaria. Comenzó convocando a unaAsamblea Nacional Constituyente con la responsabilidad de redactar lanueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que bautizócomo “la bicha”, hoy en plena vigencia y ejecución con el cumplimientoprogresivo de su mandato de participación y protagonismo popular.
Venezuela se declara una República libre, independiente y soberana. Se constituye como un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, y sus fines esenciales son la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en la Constitución. La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzarlos. Y el pueblo todo es corresponsable de este gran proyecto.