“La escalera tenía cincuenta y siente escalones. Ya los había contado una, dos, tres veces, una subiendo, otra bajando, otra desde el pasamanos mientras pasaba una mujer que le miró el portafolio y después lo miró a él, muy duro, a los ojos y él decidió bajar, bajar y volver al mismo lugar y comenzó a contar y contó cincuenta y siete para entonces subir y tocar a la puerta del señor deudor.
—¿El señor está?
—No está
—¿A qué hora viene?
—A la hora del almuerzo
—Pero ayer vine a la hora del almuerzo
—Pero él no vino
—¿Y usted le dijo que yo estuve aquí con el giro? ¿Le dijo?
—Sí, le dije.
—Y él ¿qué dijo?
—Yo no sé, pues la señora fue la que le dijo.
—Pero… ¿Y a la señora qué le dijo?
—Pues no sé, pregúntele a la señora
—¿Y dónde está la señora?
—La señora bajó”.
Sube para Bajar
“Es Sube para Bajar un volumen breve, ilustrado por Carlos Contramaestre, en el que se articulan o (des)articulan cuatro relatos, signados todos por el movimiento, maquinal por demás, de subir y bajar: bien sea en ascensor, en escaleras, subir y bajar de una patrulla policial. Este es un libro-objeto, pues su concepción es la de ligar la parte gráfica a la obra escrita –visión que tuvo El Techo de la Ballena en toda su producción–, labor que en este volumen se ha logrado de manera impresionante pues: ¿qué son estos seres rotos, desprovistos de rostro que estampa Carlos Contramaestre, sino los mismos seres que pululan sin saber bien a dónde ir en los relatos de Edmundo Aray?”
Mariajosé Escobar