
“La vida de Berlioz había transcurrido de tal manera que no estaba acostumbrado a ningún suceso extraordinario. Palideciendo aún más y con los ojos ya desorbitados, pensó horrorizado: “¡Esto es imposible!”. Pero desgraciadamente no lo era: aquel extraño sujeto, a través del cual se podía ver, se mantenía flotante, balanceándose en el aire. Le invadió una tremenda sensación de terror y cerró los ojos. Y cuando los abrió de nuevo, vio que todo había terminado. La neblina se había disipado, el tipo de los pantalones a cuadros había desaparecido y, con él, la aguja que le oprimía el corazón”.
Mijaíl Bulgákov
La novela El maestro y Margarita del escritor ruso Mijaíl Bulgákov posee en su origen una curiosa y accidentada historia. Su autor le dedicó diez años de su vida, comenzando a trabajar en ella en 1928. En 1930 quema la primera versión de su manuscrito, a manera de previsión, luego de enterarse que otra de sus obras había sido prohibida por el gobierno de la Unión Soviética. Al año siguiente la reescribe y en 1936 comienza a redactar una tercera versión, que siguió corrigiendo hasta 1940, año de su muerte. No llegó a verla impresa, ya que solo en 1966 se publica en su país, con varios pasajes censurados. En efecto, una obra que afirmaba la existencia histórica de Jesucristo, ponía en escena a las fuerzas del mal, presentaba la sociedad soviética en una forma extremadamente satírica y hablaba abiertamente de desapariciones y denuncias, tenía que ser víctima de la censura en aquel entonces, a pesar de que otra de las obras del autor, el drama teatral Los días de los Turbin, había sido la favorita de Josef Stalin. El maestro y Margarita es una parábola antitotalitaria en la que Bulgákov “combate el terror con el circo”. En su trama, el Diablo, bajo la apariencia del profesor Voland, mago e ilusionista, llega a Moscú acompañado de un séquito de extravagantes demonios, provocando toda clase de malentendidos, incendios y desastres.