
¿Quieres que me ponga bonita esta noche?
Qué pasa contigo, me pregunta. Le digo que no pasa nada. No le digo que en verdad tengo ganas de matarla ni nada de eso. No me pasa nada, le digo. Hace mucho tiempo que tengo ganas de sacarle un seguro de vida y que parezca un accidente. Ya no me escribes poemas como antes. Lo que pasa, le digo, es que me estoy dedicando al ensayo. Antes me traías flores y me dedicabas canciones. Celebrábamos aniversarios y esas cosas. Mina de mierda. Voy por una botella. Dime si todavía te importo. ¿Quieres que me ponga bonita esta noche? Silencio. Me digo que es el momento. Voy hacia la victrola y no la encuentro. Le pregunto su sabe dónde está mi revólver. Me dice que sí. Retira los tres tomos de las Obras Completas de Neruda y aparece el Colt. Me dispara.
La mejor manera de entrar a la buena literatura es por la puerta batiente de un bar, y al no más traspasar el dintel te encontrarás a Hugo Vera Miranda contando historias desvestidas de todo efectismo; narradas con la simplicidad magistral de la vida.
Inmaculada decepción “más que un libro de relatos” es un estado excepcional del alma, construido con los matices de esa paradójica ironía de lo que está hecho todo, es un rosario de relatos escritos en la mejor tradición del realismo sucio (dirty realism) y de la irreverencia literaria del nadaísmo, que subsume todos los matices de la ironía y son una invitación al disfrute.
Entremos a este original mundo de relatos; aquí está Hugo Vera Miranda y todos sus personajes; bajo la lámpara de la última mesa ocuparemos un lugar y seremos testigos de estas maravillosas historias que está por contarnos. ¡Salud!