
“Después de la muerte de Hugo Chávez, ha habido una indudable complicación de las cosas. El proceso bolivariano ha padecido un violento y extenso ataque del imperialismo, frente al cual ha tenido a menudo que mostrar un rostro duro, que a muchos no les ha gustado porque les han recordado los fantasmas del siglo XX. ¿Son estos fantasmas recursos? Hay que preguntárselo, en la medida en que el chavismo se ve obligado a enfrentarse con algunos problemas clásicos de las revoluciones que lo han precedido. Proceso, en efecto, es una palabra entrañable. Contiene el sentido de un camino orientado hacia una dirección precisa. Pero contiene, sobre todo, la opción por una fluidez consciente, que se siente y se quiere siguiente al siglo XX, prometiendo limar los rincones más agudos y las esquinas más cortantes del trastorno social. En este sentido, la inexorabilidad que la transformación persigue descansa sobre el derecho casi natural del pueblo a imponerse con las mismas razones respecto a unos pocos reacios que, no al azar, son definidos escuálidos. Pero los egoístas no se resignan. La lucha de clase crece en intensidad. El proceso cambia, marcha y parece contravenir a las mismas reglas. Algunos se declaran decepcionados. Otros tienen que perder la inocencia.”
Geraldina Colotti
Después de Chávez, ¿el diluvio? Muchos habrían apostado por eso. En cambio, Venezuela se resiste. Su actual presidente ha logrado esquivar agresiones y ataques, y está llevando al país hacia nuevos objetivos, empeñándose en completar su mandato. El socialismo bolivariano sigue siendo un desafío que mantiene abiertos los horizontes de América Latina. ¿De qué manera y por cuáles caminos? Este libro retoma y desarrolla los temas de Lo vi, no me lo contaron, proporcionando una clave para la lectura del proceso bolivariano, que también desafía a Europa a un siglo de la Revolución de Octubre.
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