
“Lo que hoy conocemos como agitación política también tiene sello soviético, el llamado “agitpro”, es decir, las estrategias de agitación de calle, lo que conocemos hoy como flahsmob, nació con las intervenciones y el performance bolchevique en las calles de la Rusia zarista. Este contexto político, histórico y cultural inspiró a las clases subalternas a apropiarse del registro, la planificación de lo político y su accionar desde lo popular dirigido por una llamada vanguardia, apoyada por una clase intelectual que simpatizaba con las ideas democráticas que inundaban la atmósfera insurreccional del momento. La constitución de ese gran bloque histórico-cultural estuvo precedida, entre otras acciones, por la fundación de periódicos, intervenciones permanentes de calentamiento de calle, el paso mano a mano de panfletos, la publicación de libros y su distribución en la clandestinidad.”
Miguel Antonio Guevara
En Apuntes por el centenario de la Revolución de Octubre, Miguel Antonio Guevara reflexiona sobre el sentido que tiene hoy en Nuestra América la gesta bolchevique y en particular sobre las luchas por los símbolos, significantes, consignas y formas de hacer política derivados de la experiencia rusa. Todo esto siempre teniendo muy presente la cuestión de la praxis cultural y los desafíos que plantea la industria de la cultura como elementos determinantes en la lucha actual contra el fascismo y el imperialismo.