“Ellos no tenían en mente volverse a ver antes del viaje, pero la dueña de la casa, doña Amalia, les dio el regalo e hizo entrar a Manuela a la casa por los establos, vestida de jineta, ocultándose un poco de la comunidad local, no por evitar que se sepa de sus amores, pues sus amores eran escandalosamente públicos, pero sí para evitar manchar el buen nombre de la casa con los chismes de los beatos de la comunidad. Él fue aún más atrevido, pidiéndome que no cerrara la puerta del salón pegado al cuarto, por donde pasaba la servidumbre obligatoriamente y jugaban baraja los edecanes.
Manuela le leyó durante horas. Ella con una juventud ya dejada, fumaba cachimba de marinero, al igual que los militares, se perfumaba con agua de verbena, andaba entre soldados y se vestía como hombre, pero con todo eso y la afonía de su voz, ella seguía siendo buena para el amor… Pues logró domar el corazón del general.”
Bolívar: la gloria de un general
Es una obra donde veremos al Libertador en sus días finales. Es una meditación sobre lo efímero de la gloria y el poder. Examina la condición humana de un hombre que saboreó la sensación de inmortalidad, recibió todos los honores y luego fue abandonado. En ella, el autor nos narra los hechos más importantes de la vida de Bolívar y su relación con las personas que le rodearon. Se resalta aquí la grandeza de un hombre que, pese a estar muy cerca de la muerte y consciente de las condiciones en que ello ocurriría, aún tiene fuerzas para esperanzarse con las pequeñas victorias de sus aliados, quienes, como él, se resisten a ver derrumbado el sueño de conformar un solo país llamado América; empresa sobre la cual, y según sus propias palabras, jamás había mostrado contradicciones o dudas.