
Escribir sobre Carlos Aponte es como navegar en un río revuelto. En Hispanoamérica estuvo en todos lados, y en algunos muchas veces. También estuvo en otros en los que no estuvo, porque el rumor lo depositó allí y porque con una historia como esta vaya usted a saber qué es verdad, media verdad, rumor benévolo o declarada mentira.
Era un revolucionario de profesión, la mayoría de las veces sin aparato político alguno detrás, pues no solía obedecer a una consigna. Vivió usando la desinformación para protegerse; ella lo acompañó durante toda su vida y lo persiguió después.
A paso vivo. Carlos Aponte en Cuba relata las relaciones del combatiente e internacionalista venezolano Carlos Aponte Hernández (1901-1935) con los cubanos y su presencia en la mayor de las Antillas, donde murió al lado de Antonio Guíteras cuando pretendían organizar una expedición armada para luchar contra el entonces coronel Fulgencio Batista, fiel lacayo de los norteamericanos. La obra está dividida en dos partes: en una se narran los episodios de Aponte en Cuba, y en la otra el autor describe los esfuerzos que realizó Pablo de la Torriente Brau, el formidable periodista, para escribir la biografía del caraqueño. Y como bien dijo: “Yo estoy seguro de que Venezuela algún día estará tan orgullosa de Carlos Aponte como de sus más grandes nacionales. Como orgullosa está Cuba de su muerte épica, al lado de Guíteras. Como agradecida está Nicaragua de su sacrificio por ella”.