VII
JOVEN DEL ESPEJO
El espejo devuelve la figura
con una flor prendida de la brisa
que rodea la clara vestidura.
La mano viaja desde la sonrisa
hasta el cabello de encrespado aroma
de la reciente joven insumisa.
Recuerda la cadera dulce poma
y el pecho aguza sensitiva nieve
y calladas distancias de paloma.
La imagen de la flor es aire breve
cruzando el aire de la niña triste.
Ella es la flor, el llanto, el tiempo leve.
Y digo en alba pura: “Sé que existe”.
De: Verdor secreto
(1949)
La poesía de Ana Enriqueta Terán va a estar imbricada por una trilogía imprescindible: Santa Teresa de Jesús, Garcilaso de la Vega y Góngora. Para la crítica especializada Ana Enriqueta luce una perfección métrica que se combina magistralmente con un verbo envuelto en misticismo y una espiritualidad que desata una gran ternura. En la poeta trujillana priva ese aliento de “melancolía pausada y sensualidad serena” que resulta fascinante. Esto la convertirá en una poeta inclasificable, reacia a ser colocada en algún estanco de nuestros movimientos poéticos de medianos del siglo XX. Una estética que despliega una especie de “ardimiento secreto” será en Ana Enriqueta Terán el calmado manifiesto de toda la sensualidad y la luminosidad de la que es capaz esta extraordinaria poeta.
(…)
Al ofrecer al público esta breve selección, lo que se busca es dar acceso masivo a la palabra poética de Ana Enriqueta Terán. Se quiere, con esta selección, dar un abreboca al pueblo venezolano de la poesía de esta exquisita poeta trujillana. Se incluyen aquí poemas de su vasta obra. Esperamos que halle el lector a una Ana Enriqueta metódica y atildada, pero también luminosa y sensual.