El hecho de ser nieto de Sixto Gil, a quien no conocí, me planteó un serio dilema. Me pregunté muchas veces si se vería bien que yo, su nieto, escribiera su historia. El dilema lo resolví confiando a la indulgencia de los lectores la aceptación de este trabajo, y a la historia el juicio sobre Sixto Gil y la impronta que su vida dejó en el imaginario del pueblo oriental.
No hace mucho, alguien me dijo que una noche en algún pueblo oriental escuchó en una partida de dominó la exclamación “¡Sixto Gil en Caripito!” y el seis golpeó vigorosamente la mesa. Es la huella de este guerrillero audaz e intrépido que aún persiguen, sin éxito, los generales gomecistas.
Sixto Gil es el relato apasionado acerca de un personaje condenado al fracaso, que emprende una lucha con jefes motivados más por los sueños y las esperanzas que por las realidades objetivas, y que sin recursos ni planificación marchan heroicamente hacia una inevitable derrota. Desde que se produce esta revolución hasta que muere el general Gómez pasan veinte larguísimos años. La historia nos envuelve desde la primera hasta la última página, para encontrarnos atrapados, de pronto, en una trampa de ríos y de pueblos que no sabemos dónde quedan, pero que sí sabemos que Sixto Gil conoce muy bien. Nadie está esperando que caiga el dictador, sino que Sixto Gil se salve y salve a su gente.