Adelis Fréitez deja el cuatro a un lado y se dedica a mirar el camino andado a lo largo de un país que lo oyó nacer y multiplicarse. Hablar de este momoy es convocar un pueblo que cuenta y canta, construye y cosecha, ama y se compromete. Baste con decir que es el cofundador y director de Carota, Ñema y Tajá, sabroso legado del acervo cultural venezolano, para que se nos despierte el apetito por conocer más sobre la vida de este compositor, cantante e investigador de las tradiciones musicales larenses. Plasmada por medio de historias cortas que incluyen las letras de sus canciones, algunas hasta ahora inéditas, escritas a partir de su humano tránsito, esta autobiografía rebosa de sabor a pueblo, de esa Venezuela profunda que encuentra en seres como Adelis Fréitez razones para seguir floreciendo.
“Todo el libro, me hacen decir, y con firmeza lo digo, que Adelis ¡es poeta por todos los costados! Si usted lo agarra por el norte, es poesía; si lo busca por el sur, es verso puro; si le toca el este, es canción enamorada; y si lo espera en el oeste, es estrella alumbrando oscuridades.
Todos los juegos infantiles alimentaron los sueños del compositor: metras, yoyo, trompo, papagayo. Alimentó también su infancia con los frutos de su tierra, las comidas, los dulces, los amasijos (panes caseros).
Un libro lleno de anécdotas, con mucho humor y con la sencillez característica de los larenses donde cada canción-poema tiene una raíz que la hace árbol, fruto y sombra”.
Orlando Pichardo