Originalmente publicado en 1999, es un libro de cuentos hecho para sumergirnos en un universo maravilloso donde todo es posible gracias a la magia de las palabras, preservadas en su poder creador. El libro, que fue escrito para sus hijos, abre con el cuento “José María, el Alegre Embustero”, relato de un joven que “se la pasaba nada más que inventando cosas, puros embustes”, excusa maravillosa que nos permite apreciar cómo funde la poesía junto con la prosa, una constante en su trabajo. Nos regala al final un giro lleno de gracias, que atraganta al héroe “con sus propias fantasías”. Sin lugar a dudas este es un hermoso y honesto regalo para todos nuestros niños y niñas.
¨Un día venía José María, el Alegre Embustero, y contaba que un Jueves Santo, cuando rompía las zarandas de las muchachas con su trompo, al tirarlo, en vez de bailar, el trompo salió rodando de medio lado y se internó en un montecito. Y cuenta José María, muy serio él, que lo buscó día y noche y no lo pudo encontrar y nunca pudo saber dónde se había metido el trompo. Y pasaron los días y los meses y llegó la Navidad y el Carnaval y volvió a llegar la Semana Santa y José María se acordó del trompo que se le había perdido el año anterior y, por no dejar, esperó al Jueves Santo para asomarse al montecito. Y cuál no sería su sorpresa cuando encontró su trompo dando las últimas vueltas. Un año estuvo dando vueltas el trompo de José María, el Alegre Embustero¨.
José María, el Alegre Embustero
Rocinante comió muchas ciruelas en el parque