Algunos artistas mencionan que en algún momento de sus vidas tuvieron una especie de epifanía o iluminación. ¿Tuvo esa revelación o sabía desde pequeño que se dedicaría a la poesía?

Tienen razón. La naturaleza salvaje donde viví la mitad de mi infancia, entre las ultimas casas del poblado y las montañas de la franja norte de Guatopo, con sus ríos veloces y su gran selva pudo haber tenido una influencia mágica de la cual pudiera decirse que representó para mí una revelación o satori. No digo que no, pues su presencia pudo ser de tal intensidad que no desaparece de mi poesía cuando me convierto en un sujeto urbano hasta manifestarse en las imágenes y metáforas campestres que abundan en los textos de El brillo y la palabra y en mis primeros textos.

Para Juan Calzadilla, ¿qué es la poesía?

En principio, debe aclararse que en poesía no es de estricta obligación que esté escrita en verso medido y rimado  como era lo usual cuando yo vine la primera vez a Caracas, en 1953.  O que se deba llenar esta formalidad para que se te publique tu primer  libro de versos en una editorial del Estado. Se escribe la poesía también  en prosa y lo más usual hoy es que se emplee el verso libre o el versículo. Incluso hay quienes piensan que la poesía no está en ninguna o que ha desbordado todos los marcos posibles a partir del  cubismo y el surrealismo. Y aquí en Venezuela desde los años 60. La poesía, para decirlo con palabras de Octavio Paz, en cosa de segundos, suprime todas las implicaciones semánticas de los géneros literarios, para  ir más allá de estos e, incluso, más allá de la poesía misma, hasta  apropiarse de esos sentidos y hacerlos suyos en lo más legítimo y auténtico de la condición humana.

¿Se considera un artista rebelde? 

En algunas etapas de mi obra pude serlo, por ejemplo en los tiempos de El Techo de la ballena, aunque esa rebeldía estuviese enfocada en el ataque a las hegemonía de la pintura geométrica y a los aspectos malignos del estado político que se referían a la libertad de expresión y  a la persecución de la izquierda en una atmósfera de necrofilia. En otros aspectos, como en los talleres literarios y el experimentalismo fui más bien conservador. De forma que el calificativo rebelde no puede tomarse al pie de la letra, en un sentido tajante sino en el alcance de sus limitaciones. Cuando se habla de lenguajes, tiene más sentido la palabra irreverente. Allí sí hemos sido campeones.

¿Cuál era la visión de El Techo de la ballena del arte? ¿Cuál ha sido su impacto en la cultura nacional?

La visión de El Techo de la Ballena obedecía a un proyecto de transformación que debía operar sobre la forma de hacer cultura y en la ideología,  pero no en el plano de la política ni en la forma de hacer la guerra, puesto que El Techo no era un aparato armado que se propusiera acabar con el Estado, pero sí condujo a una crítica profunda del  sistema opresivo, a una crítica de la cual surgirían proyectos y nuevos modelos de construcción del arte y la literatura, como lo prueban sus exposiciones y su escritura desvelada. Que se haya fracasado en la política no quita ni agrega nada a un discurso de vida que consistía en el experimento mismo en que se vio envuelto y en el que terminó todo. Y de lo cual derivó todo lo que de este experimento quedó para la historia.

El público no alcanza a entender por qué usted hace de ambas disciplinas una sola. ¿Cuál es la relación que tiene su poética y su pintura?

No me pasa por la mente que pueda haber una separación de ambas disciplinas cuando poesía y plástica se asumen como formas atípicas de la escritura. Igual a como cuando trato de explicar porque me expreso indistintamente en prosa o verso o en el ensayo y la poesía, o en esto o aquello.

Eso puede verse, para referirme a la pregunta, a varios hechos que llevan a pensar en una  relación  armoniosa y copulativa de  poesía y  artes plásticas,  visible en el carácter caligráfico que se observa en lo que escribo y  en lo que dibujo, en las formas planas y como formando bandas de mi dibujo o en la caligrafía de morfologías  humanas en permanente mutación en el poema. Todo esto podrán comprobarlo el  próximo 18 de mayo cuando se abra la exposición con las obras que estuvieron en el pabellón venezolano de la Bienal de Venecia en la Galería de Arte Nacional (GAN).

Los críticos le consideran un poeta urbano. En El brillo y la palabra, editado por El perro y la rana, evoca la naturaleza a través de las imágenes y metáforas que se relacionan con los libros La torre de los pájaros y Primeros poemas. ¿Es necesario para Juan Calzadilla volver al origen?

Al encasillarme como se pretende hacer  con el remoquete de poeta urbano se dejan afuera otros aspectos de mi obra señalados por Ludovico Silva en su ensayo Dos poetas contrapuestos de la generación de 1958, como son la sátira  la ironía, el conceptualismo y el humor. Yo agregaría el experimentalismo visual. No es que la clasificación me disguste sino que es limitante para quienes se atrevan a leerme  bajo una condición más fresca y libre de la que quiere la mirada del crítico recalcitrante. Puede ser que lo urbano funcione en  Oh Smog, un libro  tan delimitante de un horizonte de búsquedas como fue 1977, cuando surgiera la onda expansiva de los talleres literarios y de un neoexperimentalismo salvaje.

El brillo y la palabra está inspirado en un taller que hice en el departamento del César en la Guajira colombiana hace algunos años. Un aula  repleta de escolares de quinto y sexto grado oía  los textos que yo les leía y se servían de ellos para crear pequeños poemas empleando un viejo micrófono. Así fueron componiendo, con enorme facilidad, en cosa de minutos textos breves y  maravillosos como unos nuevos Maldoror. Y eso me hizo pensar que los poemas de El brillo y la palabra se prestan para un tipo de ejercicio con la palabra de los niños muy creativo.

Sobre el origen. No. Eso lo discutía en días pasados con una tallerista que me citaba a Ludovico Silva para argumentarme que el origen lo lleva uno mismo adherido a las raíces del ser y por más que trates de buscarlo no
logras encontrarlo porque ya está incrustado profundamente en cada uno.

¿Cuáles son sus proyectos literarios para el futuro inmediato?

Ordenar las acciones en torno al proyecto de encontrar un marco para mi obra dispersa, como sucede por ejemplos con  los mil y tantos artículos que publiqué de la obra de los artistas plásticos en diarios, revistas y catálogos y acerca de lo cual nunca volví a saber. Sería importante para contribuir al esfuerzo que se hace en los museos para reorientar el conocimiento y difusión de las artes plásticas.

 

 

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