Por Alejandro Moreno

En los mitos encontramos una forma poética y lúdica de explicar los eventos y creaciones de la naturaleza. En ellos reposan las justificaciones para aquello que no tiene respuesta lógica. Cuando el caos se hace polvo y llevado por la brisa nos cae en los ojos, allí el mito aparece con su fuerza poética para devolvernos la claridad, revitalizando y aleccionando, reordenando y encauzando el mundo. En El águila y la culebra se plasman las predicciones más dolorosas como grandes lecciones para la vida.

Seguramente cuando los adultos lean este mito a los niños entenderán que entre lo lúdico se encuentra una verdad quizás un poco más amarga: la profecía de una aflicción. Sí, es una historia para aprender, para ver la belleza de la naturaleza y también para limpiar el alma de un evento triste y violento: el despojo y la expoliación de nuestras tierras. Y cuando los pequeños lean sobre el vuelo del águila y el niño que ha sido llevado a una tierra mágica también estarán aprendiendo una lección de resistencia.

Sigue volando el águila en nuestros cielos, sigue volando sobre el monte y así como ella está viva también lo están los viejos mojanes, ancestros que no cesarán de curar y salvar. Este hermoso mito indígena ha sido revivido por la maestra Jacqueline Clarac, su intención es devolvernos el canto a lo humano y a lo divino por eso los ancestros nos enseñan sobre un niño que debe convertirse en moján, sobre un rapto, una enseñanza, un águila que vuela alto y una revelación.

Jacqueline Clarac se vuelven replicadora de sabiduría mientras que Lilian Maa´Dhoor y Peli se le unen para realzar la belleza de nuestra palabra ancestral con líneas y colores. Estos dos ilustradores han hecho un trabajo magnífico que sabe muy bien leer la atmósfera del mito. Podríamos incluso atrevernos a interpretar sus dibujos como un homenaje a nuestros grandes líderes indígenas (al cacique Sabino Romero (†), por ejemplo, que es también símbolo de resistencia), no sería casual que así fuera porque todos juntos aclaman la libertad de la tierra y del espíritu.

El lector entenderá que se trata de ilustraciones que nos juntan en un mismo paisaje. Por estas y muchas otras razones creemos que se trata de un hermoso regalo para los pequeños lectores. Ojalá muchas madres y padres, madrinas, padrinos o cualquier otro tutor afectivo de los niños y las niñas puedan leerles siempre historias como esta. No dejen de asistir a la presentación de este maravilloso libro. Los esperaremos por allá por Chocolate con cariño, esquina San Jancinto cerquita de la plaza El Venezolano el jueves 15 de noviembre a las 2 p.m.. ¡Qué viva Sabino Romero! Y ¡qué vivan nuestros mitos indígenas!

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