
La orientación de formar ciudadanos que respondan a las metas y valores comunes al país se consagró durante la primera mitad del siglo XX a través de personalidades, decretos, leyes y luchas por el desarrollo del magisterio y el programa curricular. En palabras del autor: "... lo que se hizo y dejó de hacer en las cinco primeras décadas del siglo que dejamos, se proyectará... hasta el presente".
Educación, pueblo y ciudadanía es una de las obras fundamentales de Guillermo Luque, en la que investiga la relación de los aspectos sociales, económicos y culturales a partir de las decisiones tomadas por el Estado sobre la educación. Lejos de limitarse a hacer una recopilación, se trata de una reconstrucción de la historia de las mentalidades y cómo la aspiración a un país democrático y moderno donde impere la justicia pasa por la sostenibilidad de una política educativa que aporte las bases para la construcción de ciudadanos. Así lo propuso Simón Bolívar, quien comprendía que la educación de las nuevas naciones debía estar a cargo del Estado. Lamentablemente su proyecto de un sistema de enseñanza pública sufrió los mismos embates bélicos y gubernamentales de nuestro accidentado nacer como república en el siglo XIX.