Y en el principio se hizo visible lo oculto, frente a una tormenta de ojos se abrieron todos los paisajes velados sobre la tierra, de esa manera los horizontes cobraron vida como grandes serpientes para trazar un camino entre los cielos, se hicieron dragones multiformes que fragmentaron el espacio otorgado a los sueños. Imágenes tras imágenes vieron aquellos primeros ojos, en su transcurrir de río, en una fiesta de agua, en una aglomeración de colores y brillos, filtrándose en la oscuridad y sus terrenos, haciendo hervir las pantanosas comarcas de la imaginación. Y precisamente, de ese primer sueño terrenal, nació la palabra. En ese primer deslumbramiento se hizo el verso, se transformó el árbol en música. De pronto, las ramas se hicieron guitarras, violines, flautas; y en la expansión del sueño, sobre el cuerpo ennegrecido por la nostalgia y un festival de cenizas, con su hondura oceánica, vino al mundo el tambor.
Palabra y música, ritmo y canto, danza y melodía, metáfora e idea. Así se contaron las primeras desapariciones del sol, las migraciones de la luna, y entre el amanecer y los sueños se tradujo el lenguaje de las aves, y la palabra se hizo poesía, exaltación, epopeya, alabanza, invocación. Todo lo nombrado pobló los rostros del mundo, abriéndose paso en las laberínticas regiones del tiempo, para hacer del sueño algo infinito, para darle a lo inconmensurable, al misterio de la existencia y la realidad, formas. Y los pueblos tradujeron su aventura, la constancia de su viaje por la tierra, tránsito y recorrido alado, vuelo de palabras. Desde entonces la poesía encuentra su cuerpo de trovadora, dionisiaca, su imagen libertaria, combativa, partisana, íntima y común a todas las lenguas.
La Fundación Editorial Escuela El perro y la rana (FEEPR) celebra la poesía echando a los vientos un tejido de voces, muestra de la Colección Poesía del Mundo, que ha conjugado los sonidos rituales amerindios, el testimonio de Netzahualcóylt, el canto y el mito griego, las alabanzas árabes y los poetas del Asia y Oceanía, con el lirismo más actual de África y Europa. Afluente metafórico que se ensancha, como tinaja cósmica, con una selección de la Colección Poesía Venezolana, para sortear los puentes de la orfandad con el alimento del verso, en todos sus ecos, refulgencias y transformaciones, además en esta fecha la FEEPR hace el relanzamiento de la identidad gráfica de esta importante colección.
Celebramos el fragor de los amaneceres y sus noches, como celebrar un estuario, como nombrar y al propio tiempo dar cuerpo a la poesía de todos los pueblos de la tierra, de todos los hombres, de todas las mujeres que luchan contra las infamias de un sistema profundamente predador.
En homenaje a la palabra creadora, al verbo-simiente, esta casa editorial ofrece, en formato digital, una serie de títulos de sus dos colecciones de poesía. Es preciso que la vida y sus posibilidades sigan circulando a través del canto poético. ¡Feliz día, POESÍA!