
Mensaje sin destino, definida por su autor como “modesto ensayo de interpretación de nuestra crisis de pueblo”, recoge bajo un criterio de unidad, una serie de conceptos elaborados por Briceño Iragorry durante varios años de meditación en torno a los problemas nacionales.
Por su parte, Alegría de la tierra, reúne en cuerpo de libro diversos artículos en los que el escritor se dedicó a comentar en la prensa diaria, desde un punto de vista histórico, la crisis de la producción agrícola venezolana. “Olvidamos lo pequeño, lo urgente, lo ordinario de cada día. Olvidamos la tierra. Estas notas mías no constituyen sino una débil campanada entre las tantas como suenan en las torres prevenidas del patriotismo: son apenas recados, memorias, recuerdos de la alegría que mana de nuestra dulce patria. Son como notas recogidas del cuaderno donde el hombre viejo de Venezuela dejó el aviso de su experiencia agradecida. Como el cuaderno de bitácora marca al navegante de hoy el rumbo que siguió ayer el timonel, he querido recoger en esta terrestre bitácora las notas del viaje antiguo del hombre venezolano que trabajó con amor y fruto la pródiga tierra nacional”, sentenció Briceño Iragorry en su “Prólogo galeato” a este texto.
La crítica hacia la sociedad de consumo, la bonanza petrolera que fomentó el abandono de nuestra agricultura y de nuestro suelo, los valores nacionales perdidos en el marasmo de culturas extrajeras, el reemplazo de la memoria histórica por la improvisación y la inmediatez, y en consecuencia, la pérdida de nuestra identidad nacional son los temas que recoge esta selección de dos libros magistrales del escritor venezolano Mario Briceño Iragorry (1897-1958): Mensaje sin destino y Alegría de la tierra. Hombre crítico, Briceño Iragorry plantea en sus textos la necesidad de investigar y analizar reflexivamente el pasado histórico, ya que solo a través de él encontraremos las herramientas que, como pueblo y como nación, nos permitirán ser dueños y actores de nuestro propio destino.