Por: Marco Aurelio Rodríguez

 

José Roberto Duque tiene el talante del irreverente natural, así se hace conocer en sus crónicas ya famosas en el periodismo de los tiempos más recientes. Su irreverencia no es pose, con ella da cuenta de uno de los ingredientes remarcables de la identidad del venezolano. Su manera de escribir deriva de su manera de ver las cosas. Siempre enfoca desde un ángulo incómodo –digamos, desde una perspectiva aguda– y desde allí nos permite ver en escorzo el objeto de su atención.

No hay una sola persona que habitara este país durante los acontecimientos de abril de 2002, cuya memoria no haya sido tocada por la punta del buril del asombro. La caída de Chávez, la emboscada artera de los agentes de la oposición, los ardides comunicacionales descifrados por el pueblo, con la simpleza de quien resuelve el manido truco del truhan que engaña incautos en las esquinas.

En el libro Del 11 al 13. Testimonios y grandes historias mínimas de abril 2002, la historia (corta), es decir, la vida encarnada en la vivencia contada por los labios que empalidecieron frente al terror, los mismos por los que ahora fluyen tranquilas las palabras que reconstruyen los acontecimientos, que luego la historia (grande) trocará en abstractos conceptos, que dirá qué ocurrió, pero que jamás podrá reproducir qué sintieron las personas que estuvieron involucradas en ellos y, por sobre todo, el pueblo, el omnisciente, el ubicuo, el genio que agita la vida y que tiñe con la emoción cuanto toca. Este libro está hecho de eso, de la emocionalidad de los momentos, y la emocionalidad es el ingrediente catalítico de la memoria.

Este es un libro de testimonios que obliga a bebérselo en tragos gruesos, y es que no puede ser de otra manera, porque estamos sedientos de nuestros recuerdos, de aquellos días aciagos de 11 al 13 y que se nos han fugado por la ferocidad de los hechos que erizaron nuestra piel, que llenaron nuestros cuerpos de emociones arrolladoras y de aquella incertidumbre espeluznante diluida en lágrimas.

Del 11 al 13. Testimonios y grandes historias mínimas de abril 2002, de José Roberto Duque, es un libro de la colección “4F La revolución de febrero”, con el que la Fundación Editorial El perro y la rana quiere contribuir a la formación de la conciencia histórica de nuestro pueblo y es, a su vez, un reconocimiento al nuevo periodismo, que en nuestro país encuentra destacados exponentes, como lo es José Roberto Duque.

Del 11 al 13… es periodismo puro, es la reivindicación de la subjetividad y la visión de lo que ocurría dentro de cada uno de los testimoniantes (testigos parlantes) de una película que se reproduce como eco dentro de nuestras mentes –el Déjà vu fantasmagórico de un pasado tan difícil de recontar–; y que el El Perro y la rana, en su aniversario número 12, pone ante los ojos de lectores y lectoras adultas y jóvenes para que junto con nosotros y su autor puedan compartir los días más tremendos, vividos en la historia reciente de nuestro país, y conocer cómo fue que ocurrió ese milagro con el que el pueblo venezolano dejó atónito al mundo.

José Roberto Duque (1965), es periodista, crítico e investigador de la realidad histórica y social. Como comunicador  social ha colaborado con diversos diarios de circulación nacional y la Agencia Bolivariana de Noticias. Entre sus obras publicadas tenemos: Vivir en frontera (2004), Salsa y control (1996), No escuches su canción de trueno (2001), Guerra nuestra (2000) y La ley de la calle (1995).

Deja un comentario