“Cuando una tiene familia, se arriesga a todo sin tomar en cuenta que una, como persona, vale (…) La mejor reflexión que doy es no permitir que te maltraten verbalmente”. Este es el testimonio de Carmen Paiva, una de las tantas mujeres de San Agustín que se juntaron para escribir el libro Entre mujeres nos cuidamos: Nuestro cuerpo hecho historias. Relatos de violencia desde San Agustín del Sur, recientemente presentado, y que compila los relatos de vida protagonizados por mujeres luchadoras que atravesaron un proceso formativo con respecto a la violencia de género y a la producción literaria, con la intención de involucrarlas en el registro de la historia de su propia comunidad y el reconocimiento de su identidad mediante la creación popular.
Hace tres años, el colectivo SurGentes llegó a San Agustín del Sur con la propuesta de “un proyecto sobre autogobierno y convivencia que fortaleciera la organización de la comunidad, en aras de promover acuerdos de convivencia y estrategias que contribuyan a bajar los niveles de violencia”. Mariana García, integrante de SurGentes y miembro de la Escuela de Feminismo Popular y de la Red de Información de Aborto Seguro (RIAS) comentó que este proyecto lo integran participantes de varios países suramericanos y contempla tres líneas de trabajo: una con niños, con mujeres y otra sobre consumos organizados.
“Una compañera del equipo que es responsable la línea de trabajo con niños y niñas, ya había hecho exitosamente un proyecto de libro-taller en la comunidad de La Cota 905, entonces introdujo la idea al equipo y nos pareció que era muy adecuado” -dijo García. Guillermina Soria, quien también pertenece al colectivo SurGentes y RIAS, explicó que “desde el año pasado empezamos a trabajar con las mujeres, a conformar espacios femeninos para trabajar inicialmente temáticas que están invisibilizadas como la identidad y el autorreconocimiento. Conformamos espacios de cuidado colectivo y uno de los temas que salió con mayor fuerza fue la violencia de género. En ese momento, comenzamos a articular con El perro y la rana para plasmar esas historias a través del libro-taller”.
Así fue como Niyirée Baptista, jefa de formación de la Fundación Editorial Escuela El perro y la rana, se integró al grupo con el Libro-Taller Héctor Bello: Comunidad de Aprendizaje. Esta propuesta consiste en “acompañar, formalizar e implementar a través de la producción editorial estas inquietudes por medio de procesos formativos. En este sentido, las comunidades estarán preparadas para pensar, producir, imprimir y promocionar su experiencia que finalizará en un libro”. Héctor Bello, fue poeta, narrador, diseñador gráfico, editor, actor y director de teatro, editor, fundador del Sistema de Editoriales Regionales (SER), miembro directivo de la Red Nacional de Escritores de Venezuela, y trabajó en la Fundación Editorial El perro y la rana en el Módulo de Talleres, siendo el creador de la metodología de libro-taller.
“El Libro-Taller Héctor Bello está dividido en cuatro fases. La primera, el diagnóstico participativo, es el acercamiento en el que vamos nosotros, hablamos con la comunidad y recogemos qué es lo que se quiere hacer. Después viene el consejo editorial con las mujeres: cómo ellas ven el libro. Nosotros solo facilitamos el proceso, pero la idea es que el libro lo cree la propia comunidad, en este caso, las mujeres” -explicó Baptista.
Durante toda la ruta del libro se realizó el acompañamiento y la orientación a las autoras, quienes participaron y escogieron directamente desde el título hasta la estética de Entre mujeres nos cuidamos: Nuestro cuerpo hecho historias. Relatos de violencia desde San Agustín del Sur, obra que contempla 12 testimonios sobre violencia de género y superación personal femenina, que fue hecho en conjunto por la comunidad, el colectivo SurGentes y El perro y la rana.
Durante el Consejo Editorial se decidió que el libro iba a ser de testimonios para que las mujeres pudiesen tener un espacio de reflexión. Durante varios encuentros se recogieron los testimonios, y una vez hecho eso, se dio el proceso de la escritura, de la creación literaria a partir del testimonio, para dar paso a realizar las otras fases del libro, que son la corrección, la diagramación, el arte final y las impresiones.
Para esta última fase, Marisol Olivares, una de las escritoras, se acercó en compañía de una representante de SurGentes a las instalaciones de El perro y la rana para conocer sus espacios y ser testigo de los retoques finales del proyecto colectivo. Lixcelot Tejada, otra de las autoras, participó en el programa radial Por donde pueda, transmitido por Alba Ciudad 96.3 FM todos los martes a las 8 am, y aseguró que al principio algunas de las participantes “pensaban que no tenían nada que escribir, pero siempre hay algo que se puede aportar”.
Sensibilización y prevención sobre la Violencia de Género
Baptista comentó que el impacto del libro es que son las mismas mujeres las que cuentan su historia. “Es un proceso de reflexión, que además es muy difícil, a pesar de que todas sabemos que hemos sido víctimas de violencia en algún momento de nuestras vidas, es bastante difícil contarlo; ahí las mujeres hicieron un gran trabajo al no solo conectar con esas historias vividas por ellas, sino a escribirlo y que eso pudiera salir en un libro, porque nosotros también consideramos que el testimonio puede ayudar en ese proceso de sanación”.
¿Crees que así como los testimonios ayudaron al proceso de sanación de las autoras, también va a ayudar al de las lectoras?
Yo creo que sí, y es lo importante del testimonio. Ahí tenemos un camino bastante seguro porque la idea del libro-taller es que la persona que lo lea y no conozca a las mujeres de San Agustín, tome el libro y se identifique con sus testimonios; estos parten de contar las vivencias de las mujeres, pero también de dar un proceso reflexivo y de empoderamiento a ellas mismas. Vemos ahí compañeras de 17, 20, 40 y 50 años, y se evidencia que todas las mujeres sufrimos la violencia, cualquiera que pueda leerlos va a sentirse identificada y dirá: “Yo no soy la única que ha pasado por esto; si estas mujeres pudieron superarlo, yo también puedo”.
Estamos hablando de mujeres lectoras, pero entendemos que el feminismo busca la inclusión del hombre en el proceso del cambio. ¿Piensas que este libro también cumple esa función?
Yo creo que sí puede generar algún tipo de impacto en los hombres, porque ellos tienen madre, esposa, hermana, hija… además, quizás puede visibilizar una violencia de la cual ellos también son víctima, porque ellos no escapan del patriarcado; este es un sistema de dominación en el cual están envueltos hombres y mujeres, entonces ellos también se crían bajo patrones de violencia aprendidos a través de la cultura. Yo creo que quizás el libro pueda ser un punto de despertar para nuestros amigos hombres y crear, tal vez, un proceso de sensibilización sobre la violencia. Además, si te fijas, estos testimonios de las compañeras también incluyen a sus hijos y me imagino que si el hijo de alguna de estas mujeres que escribió el libro lo lee, se sentirá identificado y dirá: “Cierto, esto le pasó a mi mamá y yo no quiero repetirlo”. Yo espero que eso pueda suceder, que sea uno de los aportes que haga el libro hacia los compañeros.
“La violencia trae más violencia”
A medida que se fue concretando el libro, mujeres del feminismo popular latinoamericano se fueron incorporando a la experiencia. Claudia Korol, reconocida feminista y luchadora social, escribió el prólogo; y durante la presentación del libro, realizada en el Complejo Cultural La Ceiba de San Agustín del Sur el pasado martes 21 de marzo, fue presentado un video sorpresa donde participaron referentes del feminismo de Perú, Puerto Rico, Colombia, Argentina y Ecuador.
La ocación fue propicia para que el equipo de comunicaciones de la Editorial conversara con Lixcelot Tejada, Marisol Olivares, Yanneth Peralta, Zulay Gil y Yeraldine Páez sobre su experiencia y expectativas con Entre mujeres nos cuidamos… y esto fue lo que nos dijeron:
¿Qué impacto les gustaría que tuviese el libro en sus lectores?
Lixcelot: Que tomen en cuenta esta iniciativa y la valoraran, porque hay gente que desestima esto. Dicen: “Ellas están perdiendo el tiempo ahí”.
Marisol: Es verdad, hay mucha gente que dice: “Eso es un fastidio, siempre lo mismo, no llegan a nada”. Yo, que soy más mayorcita que ellas, con esto me he enriquecido; he aprendido mucho, me valoro a mí misma y he salido adelante. No tengo tabú ni me detengo ante nada.
Yanneth: De donde yo vengo, hay un chico que no sé si es machista, pero él dice que nosotras perdemos el tiempo y yo le digo que no se ponga así, que la idea es que todos participen.
Luego de la experiencia, ¿qué opinan sobre la importancia del testimonio?
Lixcelot: Es el registro de tu memoria.
¿Creen que es un instrumento valioso en la lucha contra la violencia de género?
Lixcelot: Claro, porque se le comunica el hecho a las demás y ellas se dan cuenta. Cuando leen los testimonios dicen: “Oye, yo he pasado por esto o estoy pasando por esto, entonces yo también fui o soy víctima”. Así lo ven y se dan cuenta de que ellas o sus vecinas están en esa situación.
Zulay: Pienso que el libro también sirve para que se interesen en esto, que se integren con sus vecinas, que busquen a gente como El perro y la rana o gente que las apoye.
¿Por qué piensan que la violencia de género nos atrasa en la comunidad?
Yeraldine: Porque mientras recibas maltrato una va a reflejar eso en los chamos. La violencia trae más violencia.
Ahora que identifican la violencia de género, ¿planean continuar en la lucha contra esta?
Yanneth: ¡Claro! Yo quería con mi compañera hacer carteles, poner un mural de cero violencia entre mujeres y hasta entre niños. Quiero pintar murales y pancartas, cosas que la gente lea, porque a veces uno está dando una información y no le paran, pero teniéndola ahí, viéndola de manera permanente, puede que sí. Hay que llevar la propaganda a todos lados.
Marisol: También desde la casa. A esa juventud que viene creciendo, las niñas del barrio y la comunidad, es muy importante que uno empiece a inculcarle esos valores desde pequeñitas entre nosotras las mujeres, porque la idea es respetarnos las unas a las otras. Yo creo que eso viene de la casa. Hay gente que dice: “Vaya pa’ la escuela que ahí le enseñan todo”, y eso no es así. También que en el colegio donde esas niñas van creciendo, vayan viendo el amor, no la violencia y el maltrato. Y a los niños que los enseñen a respetar.
¿Piensan seguir escribiendo?
Yeraldine: Puede ser. Me gustaría escribir sobre los valores que se han perdido.
Marisol: Sí, esto fue un impulso para seguir escribiendo. Como dije antes, yo podría escribir una enciclopedia (risas). Quiero continuar con la historia de aquí, porque es lo que le va a quedar a nuestros hijos, que sepan cómo fue que todo empezó.
¿Tienen algún mensaje para las mujeres que no saben que son víctimas de violencia?
Zulay: Que reaccionen, que denuncien.
Yanneth: Que no se dejen, que se junten con nosotras, que vamos a denunciar, que sí es posible, vamos a salir adelante, que no podemos permitir que haya violencia ni con la mujer, ni con el niño, ni con la niña. Vamos a hacer campañas, vamos hasta donde tengamos que llegar para que eso se acabe.
Marisol: Tengo tanto para decirles. Que se unan a nosotras, que la comuna es otra cosa.
El resto de las participantes instó a las lectoras a “no quedarse calladas ni a cohibirse, que escribir no da tanto miedo”. Manifestaron que antes del taller no habían identificado la violencia de género y que ahora desean continuar el camino del feminismo.
En palabras de las gestoras
Las integrantes del grupo SurGentes agradecieron a la editorial por la propuesta y el apoyo. García aseguró que el Libro-Taller Héctor Bello fue una modalidad de trabajo que les sirvió de mucho, puesto que considera que “escribir es un ejercicio terapéutico y además es muy útil para darle visibilidad a la situación vivida, problematizarla en colectivo. Y en la realización de talleres de estrategia pedagógica se fortalecieron las redes afectivas entre las mujeres”.
¿Cómo se sintió formar parte del Libro-Taller Héctor Bello por primera vez?
Guillermina: Nosotras hicimos el ejercicio de pedirle a compañeras de otros países que nos mandaran unos saludos; les contamos brevemente el proyecto y nuestras compañeras nos mandaron un testimonio. Luego, les dijimos que finalmente estaba el libro. Lo primero que nos dijeron fue que es una gran inspiración ver que se hace este tipo de cosas. Sin embargo, para otras compañeras es un proceso más difícil de acceder; que una editorial del Estado le abra las puertas a unas compañeras que no son profesionales, que nunca en sus vidas han hecho algo así, que tengan acceso a la ruta del libro y que les imprima su libro, no pasa en todos lados. Creo que formar parte de ese proceso de democratización de la cultura es para mí una de las cosas más importantes. Pienso que ahí es donde se ve el socialismo en lo concreto y cómo, desde una estructura institucional, podemos aportar a la consolidación de los procesos revolucionarios desde las comunidades.
Mariana: Estoy de acuerdo. A eso yo agregaría que es muy interesante y positivo el esfuerzo que hace la Editorial de crear una ruta que incorpore a mujeres, que construyan el libro en todas las fases de su realización. El énfasis que hace en el primer acompañamiento; luego, en que vayan a conocer la editorial, que estén presentes durante la impresión y luego en la presentación, me parece que es un intercambio muy bonito, una experiencia excepcional, además no es una cosa común fuera de Venezuela y creo que es una experiencia muy enriquecedora para las mujeres y para las personas involucradas.
¿Han visto alguna evidencia del cambio o mejora que se ha generado a partir de esto?
Guillermina: Este tipo de procesos indudablemente ayudan a fortalecer la estructura orgánica; tienes un proyecto común, algo que estás haciendo con otras personas, que genera un trabajo colectivo y que además te permite reconocerte en tu propia tarea y en la tarea de tus compañeras. Ese es un elemento fundamental para la consolidación de procesos orgánicos y así poder ir viendo frutos a las cosas que vamos haciendo.
Mariana: Sí, yo creo que el libro-taller es una manera de concretar una fase, de fortalecimiento subjetivo de las mujeres que nos acompañan, pero también en un ámbito organizativo a través de los espacios en común, como la realización de este libro o las experiencias de violencia vividas en común.
¿Están contentas con el resultado?
Guillermina: Sí, agradecemos obviamente a la Editorial, a las compañeras de allá que además sabemos que le pusieron mucho empeño y amor al proceso. Tenemos esa certeza y además se nota cuando ves el producto final.
¿Cuál es el siguiente paso de SurGentes con las mujeres de San Agustín del Sur?
Mariana: El libro es la concreción de la fase de un proceso que continúa, de una fase de abordaje, de crecimiento con las mujeres a través de esos espacios que fuimos creando, que de manera sostenida seguimos fortaleciendo en las comunidades de San Agustín del Sur. Lo que sigue inmediatamente, entonces, es seguir fortaleciendo esos espacios de mujeres. Tendremos un encuentro de tres días con mujeres y niñas del sector. En ese encuentro vamos a concentrarnos en trabajar con ellas aspectos vinculados a la economía desde una mirada feminista, articulándonos con otra línea del proyecto que aborda el fortalecimiento del poder popular, y apunta a sumar a todas las comunidades que hacen vida en el proyecto. Esto lo lograremos a través de consumos planificados que estamos organizando hace meses y donde la totalidad de las participantes son mujeres.
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