En Infancia y juventud de un guerrillero Hernán José Abreu Díaz nos permite comprender, a partir de su trayectoria vital, la historia de un país. Con un auténtico estilo narrativo, Abreu, como excepcional combatiente, devela a través de cada relato las claves de nuestra identidad., la historia de un país. Con un auténtico estilo narrativo, Abreu, como excepcional combatiente, devela a través de cada relato las claves de nuestra identidad.
El lector encontrará en las páginas de este libro relatos testimoniales que configuran, bajo una mirada reflexiva, la situación cultural, social y política que atravesaba Venezuela durante los años de la infancia y juventud del autor, los conflictivos años sesenta.
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 Esta valiosa publicación de la Fundación Editorial Escuela El perro y la rana (FEEPR) será presentada en versión digital este jueves 24, a las 10 am, por Lenin Brea, coordinador de Ediciones Urgentes de esta casa editora, en los espacios de la Librería del Sur del Teatro Teresa Carreño.
Título que se suma a la colección Alfredo Maneiro, serie Testimonios, orientada a recopilar trabajos documentales y testimoniales que alimentan los valores y saberes nacionales, regionales y locales, refrescando y robusteciendo la memoria histórica; donde se incluye también el trabajo biográfico, autobiográfico, el análisis de hechos y la entrevista.
Hernán Abreu, testigo de la dura represión de los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, se incorporó a la filas de la juventud comunista desde temprana edad. En 1961, perteneció al primer grupo de combatientes de la lucha armada en el Frente José Antonio Páez, en los estados Portuguesa, Barinas y Trujillo.
“Nos parecíamos a los perros cuando se pelean por la misma comida, por eso a los muchachos no se les debe poner a comer en el mismo plato, ya que el más vivo se aprovecha del otro, y eso no es una buena enseñanza”. Con estas palabras certeras, el autor narra en primera persona las experiencias de su infancia en Cumanacoa, estado Sucre.
La construcción social, la subjetividad y autenticidad de su estilo literario están íntimamente vinculadas a la realidad social y política del país: “La casa era de bahareque, techo de paja y piso de tierra, y se dividía en un salón para el negocio, una sala y un cuarto al otro extremo, donde dormíamos. Había una cama construida de palo y cuero de ganado vacuno, llamada ‘catre’, pero no todos cabíamos en ella. Como éramos muchos en la sala, se dormía en el piso, sobre esteras de junco cargadas de chinches que se alimentaban de sangre humana”.
Infancia y juventud de un guerrillero proyecta la escena de un país en la más terrible pobreza, bajo la perspectiva de un combatiente con profunda conciencia de la lucha de clases.
(T/Prensa/FEEPR)

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