Por Alejandro Moreno

Jorge Luis Alfonzo Márquez es poeta y su poesía (nunca fue más certero el lugar común) nace de sus vivencias más entrañables y dolorosas:

“La llaga obscena del encierro

atraviesa las espinas

de las piedras

que lamen el asfalto”.

Así Jorge dice su poesía, así la mastica y la escupe: sin artilugios ni adornos. Pero sí con mucha fuerza expresiva, la misma que hallará el lector en estas crónicas que nos muestran sus vivencias en ese averno húmedo en donde el autor estuvo encerrado 16 años.

En La garra de la hiena queda plasmada parte de la infancia y la adolescencia del autor, así como su tránsito por distintos centros penales de Venezuela. Todo cuenta y se cuenta, las impresiones de su San Agustín natal lleno de música, olor a café y caramelo y los horrores vividos en aquellos terribles depósitos humanos en donde se gradúan de delincuentes miles de muchachos. En la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven 2018) podremos ir a escuchar estas historias de boca del autor.

Valga decir que el Jorge cronista es más permisivo con su prosa que el Jorge poeta. Aquí nos entrega la palabra descarnada que en la poesía no quiso ni pudo permitirse. Sin duda que esa infancia de fútbol, música de Tito Rodríguez y la Sonora Matancera, y tremenduras en la escuela se imprime en estos textos, aunque también aparecen con fuerza la rabia y la frustración, la asfixia de la rutina carcelaria.

En el libro el lector encontrará un prólogo de Ricardo Romero, quien es su amigo y uno de los artífices de los ya tres libros escritos por Alfonzo (dos poemarios y estas crónicas estremecedoras). Romero ha servido de mentor en su proceso de creación literaria. Vale la pena decir que gracias a Ricardo Romero, Jorge hoy día forma parte del personal de la Fundación Editorial El perro y la rana. Nos alegramos porque una vez más el libro y la escritura son puentes de redención. Espacios para el desahogo.

Dicen unos extraordinarios versos del poeta turinés Cesare Pavese “vendrá la muerte y tendrá tus ojos”; sin duda muchas veces vino a las cercanías de Jorge la muerte, pero lo encontraba siempre guerreando, siempre jugando vivo para no ser aniquilado en la casa que llora sangre. A lo mejor cuando la muerte rondaba por algún pabellón él estaba jugando futbolito y cuando iba a la cancha ya Jorge se había ido. Años después está con nosotros compartiendo en esta fiesta del libro, diciendo a los lectores que dentro de la cueva del lobo también hay espacio para descubrir el mundo y descubrirse uno mismo, cursi pero cierto.

Reiteramos que en la Filven 2018 la Fundación Editorial El perro y la rana estará llevando a cabo la presentación digital de este desgarrador documento, esperamos que este momento nos sirva no solo para leer a Jorge Alfonzo sino también para descubrir, como lo hizo él, que en el libro hay un lugar para cobijarse y contar la vida.

 

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