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Idea Vilariño
Por Armaray Mijares
Indira Carpio se ve cómoda, camina sin premura por la plaza Bolívar. Pasea por los estands de libros de la 14.a Feria Internacional del Libro de Venezuela. Se acerca y se aleja, pero tiene una sonrisa diáfana. Confiesa honestamente que compra más libros que ropa. “Los libros son tan importantes como la comida”, dice. Se nota que para Carpio alimentar y nutrir el alma es imprescindible.
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Indira tiene algo de persona buena e irreverente. Lo primero es afirmado por sus amigos, y después como defensora de los derechos de la mujer. No se queda callada ante las injusticias, levanta su voz contra el patriarcado y el sistema que oprime y discrimina a la mujer. De esa militancia se nutre su vida personal y literaria. Mujerícolas es una pieza clave para re-conocerla.
Su historia
Indira nació en Caracas, el año que le da título al famoso libro de George Orwell: 1984. Es la segunda de tres hermanos, la única hembra, hasta que doce años después nació la más pequeña de la casa. Su infancia transcurrió con normalidad entre la escuela y las actividades extracurriculares: deportes, manualidades y música –tocaba la lira en la banda de su colegio–. Sus padres trabajaban a tiempo completo y necesitaban que los niños estuvieran ocupados. Su padre se ocupó de enseñarles a jugar: béisbol, fútbol y básquet. También a defenderse. En los cursos aprendió a emplear las manos, quizá de allí viene el antecedente de la escritura. El uso de las manos, el hacer y el decir.
Estudió Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela y ha ejercido el periodismo hasta la actualidad. Presentadora, productora y guionista de programas de radio y televisión. Escribe en la columna Poesía o Nada, en la revista Épale y en su blog personal Ala raíz. Obtuvo mención especial en el Premio Nacional de Periodismo 2016 por su trabajo en medios digitales. Ganó el Premio Stefania Mosca en poesía con el libro Frutos extraños. Igualmente, su vida personal se ha ampliado, es madre de dos hermosas niñas. Mujer. Madre. Mujerícola.
Mujerícolas
Las mujerícolas comenzaron a cobrar vida en la pluma de Indira desde finales del 2015 hasta el 2016 en la columna homónima. Estas cincuenta mujeres, en su momento, ejercieron una influencia en la autora. Por esta razón, la selección no fue difícil. Para una escritora que viene del periodismo, la cercanía con su tema de estudio es fundamental para construir la historia. Ellas emergieron de las letras para hacerse visibles y darse a conocer. “Desde Minerva Mirabal, la rebelde ‘mariposa’ perseguida y asesinada por el dictador Rafael Leónidas Trujillo, hasta la voz insumisa de Nina Simone o las manos generosas de Zobeyda, la muñequera”. También encontramos a la madrina del punk Patti Smith, la diosa venezolana María Lionza y la cantautora Violeta Parra.
Giordana García Sojo es quien compila cada una de las columnas y decide convertirlas en un libro. La escritura de Indira “revela la comprensión y compasión de quien se estremece ante las historias de vida de otras y sabe compartir su emoción, así como la indignación y la rabia ante la desigualdad sistemática y la indolencia campante del mundo que habitamos”, expresa García Sojo en el prólogo de Mujerícolas.
Indira Carpio está enamorada
Carpio habla con naturalidad y educación, como si el otro fuera un amigo. Da gusto escucharla. No se queda en el papel de periodista o escritora, se sabe humana, quizá esa actitud logra crear proximidad y empatía en quien la escucha.
El periodismo, para Carpio, es un oficio. A través de su profesión, puede con su voz darle “voz a los demás, una se convierte en medio para que los oprimidos sean escuchados”. Por eso no duda en contar y denunciar “… las mujeres en general, y las venezolanas en específico, seguimos siendo objetivo para la sociedad patriarcal, y no solamente como esclavas de la madeja en que se ha convertido la ‘civilización’, sino como presas de la violencia machista”.
Uno de los objetos que más predominan en casa de esta mujerícola son los libros. Es lectora de oficio. Su esposo y ella tienen como costumbre leerles a sus hijas, pero con un dejo de nostalgia cuenta que “una de las cosas que más extraño de mi vida antes de ser madre es leer, leer cuando quiera, lo que quiera”. No ha dejado el hábito, sin embargo, ahora lee más, solo que de manera desorganizada. Sus géneros preferidos son la novela y la poesía. Tiene como objetivo incluir más autoras femeninas en su biblioteca. No tiene libro ni autor favorito, pero menciona a Gabriel García Márquez, Clarissa Pinkola Estés, Samanta Schweblin.
Cree en el feminismo como la posibilidad que “tenemos las mujeres de agruparnos, de protegernos, de defendernos y conseguir para la mitad de la población mundial, un reconocimiento de su trabajo, su papel en la historia, su propia humanidad”. Ninguno de sus papeles se excluyen, al contrario, son tejidos por sus manos y letras.
Es una raíz arbolada porque sabe que del árbol no solo se debe aprender a florecer sino también a echar raíces. No está mal crecer hacia abajo, hacia adentro.
La mujerícola seguirá indagando y escribiendo en un mundo complejo, no le intimida, pues Indira Carpio está enamorada de la vida, de su vida.