Mi realidad es una realidad

donde lo fantástico y real

se entrecruzan cotidianamente.

JULIO CORTÁZAR

Gabriel cuenta el día en que José Lezama Lima le entregó un ejemplar autografiado de la revista Orígenes y un poema inédito para que lo publicara. Para aquel entonces, el autor de Paradiso era un escritor reconocido y el joven poeta era eso: un joven poeta, “con el poema de Lezama en las manos”. Años después, ese poema sería publicado en la primera edición de Imagen, revista latinoamericana de cultura, dirigida por Jiménez Emán.

Y así de claro, lo opuesto a las complejas creaciones de Lezama, resulta el personaje. Su existencia está llena de encuentros extraordinarios, conoció a la mayoría de los autores del boom latinoamericano: Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes. Mantuvo correspondencia con José Lezama Lima, Augusto Monterroso y Eduardo Galeano. Conoció a Juan Rulfo y a Juan Carlos Onetti. Tuvo una estrecha relación con Salvador Garmendia y Víctor “el Chino” Valera Mora. Así es Jiménez Emán, le rinde culto a la amistad.

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Gabriel Jiménez Emán nació en Caracas. Sus padres y hermanos crearon un mundo donde prevalecía el diálogo como filosofía natural de la vida. Recuerda con cariño a Narcy, su madre: “Era una gran narradora, una gran echadora de cuentos, que desde su mecedora tejía y destejía las historias más hermosas y sublimes, y las historias más pícaras. Yo creo que yo salí narrador por ella”. Narcy era la Penélope de la Ítaca de los Jiménez Emán.

Luego su familia se trasladó a San Felipe, estado Yaracuy. Creció en un hogar propicio para el arte: “Mi familia siempre estuvo marcada por la lectura, por el estudio y por la investigación”. Las reuniones en su casa eran parte de la cotidianidad: “Mi padre fue un hombre a quien le gustó mucho compartir con otros escritores, artistas e intelectuales”.

Uno de esos amigos era Alirio Díaz, el destacado guitarrista venezolano. Para Gabriel era simplemente un amigo de don Elisio y de su familia, pero al crecer conoció la importancia del músico y realizaron un intercambio muy bonito. Jiménez Emán le regaló un poemario y Díaz le obsequió un disco autografiado.

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Jiménez Emán es poeta, novelista, compilador, ensayista, investigador, traductor, antologista. Ha ejercido la docencia en talleres literarios. Actualmente se desempeña como editor de Fábula, una editorial independiente que se dedica a publicar libros digitales. Solo le falta escribir dramaturgia, pero le resulta difícil “porque los personajes tienen que ser verosímiles, sean del tipo que sean, tienen que tener carnalidad, peso específico humano”.

A este escritor no le cuesta conversar. Le apasionan la cocina, la vida bohemia, el cine y el jazz. Ha vivido en varias ciudades del país y una temporada de cinco años en Barcelona, España. Aunque se podría pensar que su vida ha sido un vaivén, para el poeta esa errancia ha significado una ampliación de su visión de mundo y la quietud que conlleva el ejercicio de la literatura. Escribe sobre la vida, la existencia, el amor y sobre todo de la dicotomía realidad vs. fantasía. Los fantasmas, la otredad y las visiones metafísicas también forman parte de sus textos que “claman por sus seres nocturnos”.

Es reconocida su maestría con el cuento breve o minificción. Para Jiménez Emán el minicuento se “mimetiza con la glosa, la noticia, el chisme, la crónica, la fábula, el cuento y el ensayo”. Su primer libro de este subgénero, Los dientes de Raquel, fue publicado cuando Jiménez Emán tenía apenas 23 años. Luego llegarían Los 1001 cuentos de 1 línea (1980), La gran jaqueca y otros textos crueles (2002), El hombre de los pies perdidos (2005), Ficción mínima. Muestra del cuento breve en América (1996).

En narrativa, ha escrito cuentos y novelas. Ha publicado El contraescritor (2007), Averno (2007), Noticias del futuro I y II (2010), Una fiesta memorable (2011) y Limbo (2016) con la Fundación Editorial El perro y la rana. También ha sido editado por Monte Ávila, Planeta, Imaginaria, Fundarte y Alfaguara. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas.

Como poeta es autor de los libros Narración del doble (1978), Materias de sombra (Premio Monte Ávila de Poesía 1983), Baladas profanas (1993) y Proso estos versos (1998), Historias de Nairamá (2007) y Balada del bohemio místico. Obra poética 1973-2006 (2010).

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—¿Qué piensa de la muerte?

—La muerte debería estar presente en todo porque es un elemento fundamental de la vida, algo sin lo cual la vida no podría explicarse.

Y como parte de la vida, su vida, Gabriel Jiménez Emán sigue escribiendo, habitando la casa de las palabras.

 

 

Comentarios sobre “Gabriel Jiménez Emán, el habitante de la casa de las palabras

  1. GABRIEL JIMENEZ EMAN

    GRACIAS!!

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