Una vez yo estaba hablando de cuestiones de género

 y un hombre me dijo “¿Por qué tienes que hablar como mujer?

¿Por qué no hablas como ser humano?”.

Este tipo de preguntas es una forma de silenciar

 las experiencias concretas de una persona[1].

Chimamanda Ngozi Adichie

Por Armaray Mijares

Esther Pineda ondea la bandera del conocimiento y la lucha por una sociedad más justa. De lo primero da fe su preparación académica: apenas rozando los treinta años tiene un postdoctorado en Ciencias Sociales; de lo segundo, en su papel de consultora de género y equidad. Es contundente en sus planteamientos, quizás por eso expresó que si Dios la llegara a recibir en el cielo le diría: “No me alborotes a la gente aquí”[2].

No cree en la palabra imposible, le gusta la música, escribe poesía y El segundo sexo de Simone de Beauvoir le cambió la vida.

Versión infantil

Esther creció en un hogar amoroso y con la libertad para expresarse.  Siendo una niña vertió su curiosidad en conocer y aprender más de lo que impartían en la escuela, “el estudio para mí no era una obligación sino una distracción, por lo cual me formaba también de manera autodidacta”[3]. También, había tiempo para las actividades lúdicas como ver los dibujos animados y las artísticas, “el dibujo a mano alzada, la pintura sobre cerámica, la pintura al óleo, la elaboración de muñecos artesanales, entre otros”[4].

Versión juvenil

Al llegar la etapa de la adolescencia, Esther se alejó de la pintura para acercarse a otras manifestaciones artísticas como el cine y la literatura. Ya en la universidad escogió estudiar Sociología porque “me llevó a cuestionar mi realidad, a buscar respuesta a mis experiencias y las de otras personas o grupos, a ponerle nombre a la preocupación y la inconformidad, a las múltiples inequidades que presenciamos o vivimos como sociedad”[5].

Las autoras fundamentales en esta etapa de su vida son Simone de Beauvoir, Angela Davis y Bell Hooks porque en ellas descubrió las respuestas al malestar que sentía cuando presenciaba “el trato descalificativo hacia algunas mujeres de las cuales no se esperaba que fueran inteligentes, sino solamente bonitas; la presión para emparejarse, la idea de que después de graduarse había que casarse y tener hijos”[6]. Estas lecturas le abrirían las puertas a lo que posteriormente iba a dedicar su vida profesional: socióloga (2010), magíster scientiarum en Estudios de la Mujer (2013), doctora en Ciencias Sociales (2015) y postdoctora en Ciencias Sociales (2017).

Versión adulta

Guisela López, poeta y feminista guatemalteca, escribió: “Andamos cambiándonos nosotras para cambiar el mundo”.  Para Pineda, uno de los medios para estas reformas es el conocimiento ya que “es el mecanismo por excelencia para la transformación personal y colectiva”[7].

La escritura llegó a Esther en esta versión, es una de las cosas que le causa más placer. Se dedicó a escribir contenidos para columnas de opinión, artículos académicos y libros. Además del ensayo, ha incursionado en géneros como la investigación periodística, la crítica literaria y la poesía porque “no quise conformarme y decidí ser escritora”.

Es autora de varios libros que han sido publicados en diversos países de Latinoamérica, entre ellos Racismo, endorracismo y resistencia editados por nuestra casa editorial. Sus textos, también, aparecen en capítulos de libros, manuales, revistas institucionales y de difusión.

Cuando Esther Pineda habla de feminismo y de cualquier tipo de discriminación es imposible no prestarle atención. Ella, amable y serena, encierra la certeza de lo que ha vivido: “Como mujer y afrodescendiente he experimentado en carne propia la desigualdad y la discriminación que configuran y ejercen el sexismo y el racismo”[8].

Ahora, reconocida como una importante especialista y escritora sobre los temas de etnicidad, racismo, género, feminismo y LGBTI, Pineda mantiene un combate arduo y sin pausa. Es fundadora de la primera y única consultoría de género y equidad en Venezuela con la finalidad de generar “estrategias para la incorporación de la perspectiva de género y gestión de la diversidad, la minimización de brechas y la erradicación de formas de discriminación”[9].

Su manera de sentarse denota irreverencia y simpatía. Sin saberlo comparte el postulado de António Lobo Antunes, reconocido escritor portugués, “hablar por los que no tienen voz, hablar por los que aún no encontraron su voz, hablar por los pies de los muertos que se alejan y que así seguirán vivos”.

 

[1] Chimamanda Ngozi Adichie. Todos deberían ser feministas. Madrid: Literatura Random House, 2014.

[2] Contrapunto.com (2015). Tuitrevista [Video]. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=32HsLzwOWpg[ia

[3] Fundación Editorial El perro y la rana. Esther Pineda: “he experimentado en carne propia la desigualdad y la discriminación”. 13 Sep 2018. http://www.elperroylarana.gob.ve/esther-pineda-he-experimentado-carne-la-desigualdad-la-discriminacion/

[4] Íbidem.

[5] Íbidem

[6] EPG Consultora. Esther Pineda: venezolana, socióloga, autora y feminista. 10 Feb 2016. http://www.epgconsultora.com.ve/entrevistasnotasprensa/esther-pineda-venezolana-sociologa-autora-y-feminista

[7] Fundación Editorial El perro y la rana. Esther Pineda: “he experimentado en carne propia la desigualdad y la discriminación”. 13 Sep 2018. http://www.elperroylarana.gob.ve/esther-pineda-he-experimentado-carne-la-desigualdad-la-discriminacion/

[8] Íbidem

[9] Íbidem

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