Violeta Parra, nació el 4 de octubre de 1917 en Chile, fue una cantautora, pintora, escultora, bordadora y ceramista chilena, considerada una de las principales folcloristas en América del Sur y divulgadora de la música popular de su país. Es hermana de Nicanor Parra, el antipoeta. Violeta es recordada por su famosa canción Gracias a la vida, considerada por muchos un himno humanista, pero hay quien asegura que eligió despedirse a tiempo con aquella bella y profunda pieza. Murió en la capital chilena el 5 de febrero de 1967.
Pero, pensándolo bien
Pero, pensándolo bien
y haciendo juicio a mi hermano,
tomé la pluma en la mano
y fui llenando el papel.
Luego vine a comprender
que la escritura da calma
a los tormentos del alma,
y en la mía, que hay sobrantes,
hoy cantaré lo bastante
pa’ dar el grito de alarma.
Empezaré del comienzo
sin perder ningún detalle;
espero que no me falle
lo que contarles yo pienso.
A lo mejor no convenzo
con mi pobr’ inspiración,
escas’ ando de razón,
mi seso está ’polilla’o,
mi pensamiento nubla’o
con tanta preocupación.
Recularé algunos años
y de lugar mudaré,
así les relataré
sin «coilas» y sin engaños.
Que se descarguen los daños
en la pobre relatora
por no valerle hast’ ahora
haberse amarra’o a Chile.
Si el canto no le da miles,
válgame Dios, la cantora.
Primero, pido licencia
pa’ «trasportar» la guitarra;
después, digo que fue Parra
quien me donó l’existencia.
Si me falta l’elocuencia
para tejer el relato,
me pongo a pensar un rato
afirmando el «tuntuneo»,
a ver si así deletreo
con claridez mi retrato.
Tenga calma la compaña,
ya viene la despedí’a;
la poca sabiduría
mis ocurrencias empaña.
Siempre la suerte m’engaña
por mucha ilusión que tenga.
Que la fuerza me sostenga
si el sacrificio es en vano,
y no me condene, hermano:
no hay mal que por bien no venga.
Más van pasando los años…
Más van pasando los años
las cosas son muy distintas,
lo que fue vino hoy es tinta,
lo que fue piel hoy es paño,
lo que fue cierto hoy engaño,
todo es penuria y quebranto.
De las leyes de hoy me espanto,
lo paso muy confundí’a,
y es grande torpeza mía
buscar alivio en mi canto.
Han visto la mantequilla,
dicen de que es vegetal
y que de leche animal
fabrican la mostacilla.
Las lineas de las chiquillas
desmáyese el más sereno,
que lo que miran por seno
no es nada más que nilón.
Pregunto con emoción:
¿quién trajo tanto veneno?
En este mundo moderno
no sabe el pobre de queso,
caldo de papas sin hueso
menos sabe lo que es terno.
Por casa, callampa infierno
de lata y lairillos viejos.
¿Como le aguanta el pellejo?
Eso sí que no lo sé,
pero bien sé que el burgués
se pita al pobre verdejo.
Yo no protesto por migo
porque soy muy poca cosa,
reclamo porque a la fosa
van las penas del mendigo.
A Dios pongo por testigo
que no me deje mentir,
no me hace falta salir
un metro juera ‘e la casa
pa’ ver lo que aquí los pasa
y el dolor que es el vivir.
Dispénsenme las chiquillas
si me hei salí’o del tema,
es que esta verdá me quema
el alma y la pajarilla,
que más está la sopaipilla
pa’l pobre ya no hay razones,
hay costras en los corazones
y horchata en las venas ricas,
y claro, esto a mí me pica
igual que los sabañones.
La suerte mía fatal
La suerte mía fatal
no es cosa nueva, señores;
me ha dado sus arañones
de chica muy despiadá’.
Batalla descomunal
yo libro desde mi infancia;
sus temibles circunstancias
me azotan con desespero,
dejándome años enteros
sin médula y sin sustancia.
Dice mi mama que fui
su guagua más donosita,
pero la suerte maldita
no lo quiso consentir.
Empezó a hacerme sufrir,
primero, con la alfombrilla,
después la fiebre amarilla
me convirtió en orejón,
otra vez, el sarampión,
el pasmo y la culebrilla.
De Santiago, pa’ Lautaro
con siete crías colgando,
petaca’ y monos andando,
busca mi taita reparo.
Su capataz l’hizo un aro
diciendo: «Mire, Parrita,
la cosa está aquí malita,
se le traslada pa’l sur,
acomode su baúl,
recíbame esta platita».
Mi taita fue muy letrario,
pa’ profesor estudió,
y a las escuelas llegó
a enseñar su diccionario.
Mi mama, como canario,
nació en un campo florí’o,
como zorzal entumí’o
creció entre las candelillas.
Conoce lo qu’es la trilla,
la molienda y l’amasijo.
Con un chiquillo en los brazos,
los otros seis a la cola,
entramos como una ola,
contentos como payasos,
casi pisando los pasos
de mi preocupa’o paire,
que los monta por los aires
a una casa misteriosa
que yo la vi más hermosa
que la capilla del fraile.