El libro Asalto armado al Museo de Bellas Artes, de la investigadora y crítica de arte Élida Salazar, fue presentado en la 16ª Feria del Libro de Caracas (Filcar 2025). Desde una mirada institucional, curatorial y de gestión cultural, Salazar ofrece una reconstrucción precisa del asalto al Museo de Bellas Artes de Caracas, ocurrido en 1963 y protagonizado por el Destacamento Urbano Livia Gouverneur de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).
Este suceso, que captó la atención internacional, fue —como explica la autora— una acción política concebida para denunciar al gobierno nacional de la época, más que un simple robo de arte. La presentación contó con la participación de Élida Salazar, acompañada por Raúl Cazal, viceministro de Fomento para la Economía Cultural y presidente de la Fundación Editorial El perro y la rana y del Centro Nacional del Libro (Cenal), junto al cronista y Premio Nacional de Cultura mención Literatura, Antonio Trujillo.
Durante su intervención, Cazal subrayó el valor del libro como ejercicio de memoria histórica: “Cuando uno lee un libro como este, siente el peso de nuestra historia y entiende que lo que vivimos hoy tiene antecedentes que merecen ser recordados”, destacó el también escritor y editor.
El texto de Salazar parte de una amplia investigación hemerográfica, en la que reconstruye la inauguración de la exposición Cien años de pintura francesa en diciembre de 1962 y el posterior asalto, en enero de 1963, en el que fueron sustraídas cinco obras maestras: Bañistas de Cézanne, Naturaleza muerta de Picasso, Lirio en un vaso de cobre de Van Gogh, Naturaleza muerta con abanico de Gauguin y Naturaleza muerta con peras de Braque.
“El asalto fue concebido como un llamado de atención al mundo sobre la represión del gobierno de Rómulo Betancourt”, explicó Salazar, exdirectora de la Galería de Arte Nacional, quien recordó que aquel acto representó “un desafío abierto a las autoridades” y tuvo un impacto mediático global.
Según relata la autora, las obras permanecieron desaparecidas durante 72 horas, convertidas en rehenes simbólicos de un mensaje político. “Nadie sabía qué destino tendrían. Finalmente, las piezas fueron devueltas y la exposición continuó, atrayendo un gran número de visitantes que acudían, más que nunca, movidos por la curiosidad y el eco de aquel acontecimiento histórico”, relató.
Con Asalto armado al Museo de Bellas Artes, Élida Salazar no solo revisita un episodio singular del arte y la política venezolana, sino que invita a reflexionar sobre el poder del arte como testigo y protagonista de los conflictos de su tiempo.

