La sala 0 del Museo de Arte Contemporáneo se convirtió este sábado en la tarde en el espacio perfecto para el encuentro de diversas disciplinas en torno a un solo concepto transformado en emoción: el Caribe. La música mezclada por el dj Afrorraiz generó la atmósfera adecuada para escuchar la mejor poesía del Caribe: Aimée Césaire, Julia de Burgos y Nicolás Guillen leídos por las jóvenes voces de Katherine Castrillo, Kattia Piñango y Alejandro Indriago. Rodeados de las pinturas del artista Pablo Kalaka el ambiente fue propicio para evocar la fuerza que despliega el mar Caribe, la diversidad siempre atrayente de las islas que lo coronan y sobre todo las luchas que atraviesan sus pueblos contra el histórico sistema colonial.

 

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La sala 0 del Museo de Arte Contempóraneo (MAC) había permanecido cerrada y fue con la exposición “Cuestión Caribe” de Pablo Kalaka que se reinauguró. Para celebrar la recuperación de espacios como estos, la Fundación El perro y la rana se sumó junto con el Instituto de las Artes y la Imagen (Iartes) llevando la Fiesta Cósmica Car Cari, un espacio concebido para el disfrute de la mejor poesía de América Latina y el Caribe.

 

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La poesía hizo presencia con fuerza propia en la cita sabatina para despabilar a los presentes y avivar la necesidad de decirnos desde nuestra diversidad mestiza. El sentimiento Caribe desplegado por la obra de Kalaka resonó en los versos de Guillén, Burgos y Césaire. Mientras veíamos el retrato de un mulato de brillo azulado con un atractivo collar de caracoles se escuchaba un canto Yoruba de Nicolás Guillén en la joven voz de Alejandro Indriago:

Yoruba soy,

cantando voy,

llorando estoy,

y cuando no soy yoruba,

soy congo, mandinga, carabalí.

Atiendan amigos, mi son…

 

Los presentes pudieron participar de una experiencia mestiza, tanto en el formato híbrido de las artes evocantes como en el contenido descolonizador que las inspiran. Así, escuchamos en la voz de Katherine Castrillo a la poeta puertoriqueña Julia de Burgos:

Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:

un intento de vida;

un juego al escondite con mi ser.

Pero yo estaba hecha de presentes,

y mis pies planos sobre la tierra promisoria

no resistían caminar hacia atrás,

y seguían adelante, adelante,

burlando las cenizas para alcanzar el beso

de los senderos nuevos.

De esta manera se desarrolló la última Fiesta Cósmica Cari Cari del año 2016, una experiencia donde conflueyen diversas manifestaciones artísticas para generar en los participantes el deseo de saber más y leer más poesía. La poesía como propuesta potenciadora de la vida reclama oídos atentos que se reconozcan en la fuerza de la palabra creativa llevada hasta sus últimas consecuencias. Compartimos los poemas leídos en la Fiesta, invitando a lectores y lectoras a continuar conociendo nuestra raíces a través de la palabra de quienes alzaron su voz desnuda y cargada de identidad para hacerse ver y superar al fin el coloniaje.

 

AIMÉ CÉSAIRE

Perdición

con nuestras cabezas acorazadas trituraremos

el aire nuevo

trituraremos al sol con nuestras grandes palmeras

al suelo lo trituraremos con nuestros pies desnudos

y nuestra voz

las flores vigorosas dormirán en el crujir de

los espejos

y la misma armadura de los artrópodos

se rendirá ante el medio día de siempre

sobre los tiernos pechos henchidos por sus fuentes

de leche

¿entonces ya no surcaremos la frontera

de las perdiciones?

un ancho camino de ramificaciones amarillas

tibio,

donde embisten los insumisos búfalos coléricos,

transcurre

desvaneciendo las riendas de los tornados

que avanzan hacia los cañaverales que murmuran

en los magníficos crepúsculos

 

Se anuncian balazos

En la orilla del mundo estoy esperando

a los-viajeros-que-nunca-llegarán

denme la leche del infante el pan de lluvia las

harinas de la medianoche el baobab

mis manos se espinaron entre matorrales de astros

pero fueron curadas por la espuma

y desatadas por el tiempo

la imagen de la prisión y

la fulminante geometría trigonométrica

para mi sueño con manecillas de reloj retrasado

para mi rencor hundido por la carga

para mis gigantescos árboles de Tasmania

para mi fortaleza de Papúa

para mis auroras boreales mis hermanas

amantes

mi amiga mi mujer mi foca

oh todas mis maravillosas amistades

mi amiga mi amor

mi muerte mi reposo mis furias

mis jaurías

mis malditas sienes

y las minas de uranio soterradas en la profundidad

de mis inocencias

se desgranarán

en comederos de pájaros

(y las estrellas estéreas serán el nombre común

de los leños recolectados en los aluviones de

las venas cantantes nocturnas)

en el minuto 61 de la última hora

la bailarina invisible disparará

a nuestro corazón

con infernales balas rojas y flores

por vez primera

a la derecha de los días descarnados sin ojos

sin desconfianza sin lagos

a la izquierda los fuegos que se ubican en días

cortos y avalanchas

en el pabellón negro de dientes blancos con

Vómito-Negro

será levantado y sostenido durante tiempo

ilimitado

por el fuego salvaje de la fraternidad

 

Lejos de los días pasados

pueblo mío

 

cuando

lejos de los días pasados

renazca una cabeza bien puesta sobre

tus hombros

reanuda

la palabra

 

despide a los traidores

y a los amos

recobrarás el pan y la tierra bendita

tierra restituida

 

cuando

cuando dejes de ser un juguete sombrío

en el carnaval de los otros

o en los campos ajenos

el espantapájaros desechado

 

mañana

cuando mañana pueblo mío

la derrota del mercenario

termine en fiesta

 

la vergüenza de occidente se quedará

en el corazón de la caña

 

pueblo despierta del mal sueño

pueblo de abismo remotos

pueblo de pesadillas dominantes

pueblo noctámbulo amante del trueno furioso

mañana estarás muy alto muy dulce muy

crecido

 

y a la marejada tormentosa de las tierras

sucederá el arado saludable con otra tempestad

 

Sol serpiente

Sol serpiente ojo fascinante ojo mío

mar en que hormiguean islas crujientes

en dedos de rosas

lanzallamas ante las que mi cuerpo se

salva de ser fulminado

el agua eleva los esqueletos luminosos

perdidos en las galerías no lujosas

los torbellinos de témpanos dorados

corazón humeante de cuervos

nuestros corazones

son voz de rayos suavizados

giran en las cóleras agrietadas

transmitiendo iguanas al paisaje de vidrios

despedazados

son flores vampiras que relevan orquídeas

elíxir de fuego esencial

fuego exacto fuego mango cubierto

de abejas en la noche

mi deseo al azar

sorprende tigres en los azufres

pero el despertar de estaño se dora en

yacimientos infantiles y

mi cuerpo pétreo se alimenta de

venenos palomas y sueños

palabra azucarada del Brasil

en el fondo de un pantano

 

JULIA DE BURGOS

Yo misma fui mi ruta

Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:

un intento de vida;

un juego al escondite con mi ser.

Pero yo estaba hecha de presentes,

y mis pies planos sobre la tierra promisoria

no resistían caminar hacia atrás,

y seguían adelante, adelante,

burlando las cenizas para alcanzar el beso

de los senderos nuevos.

A cada paso adelantado en mi ruta hacia el frente

rasgaba mis espaldas el aleteo desesperado

de los troncos viejos.

Pero la rama estaba desprendida para siempre,

y a cada nuevo azote la mirada mía

se separaba más y más y más de los lejanos

horizontes aprendidos:

y mi rostro iba tomando la expresión que le venía de adentro,

la expresión definida que asomaba un sentimiento

de liberación íntima;

un sentimiento que surgía

del equilibrio sostenido entre mi vida

y la verdad del beso de los senderos nuevos.

Ya definido mi rumbo en el presente,

me sentí brote de todos los suelos de la tierra,

de los suelos sin historia,

de los suelos sin porvenir,

del suelo siempre suelo sin orillas

de todos los hombres y de todas las épocas.

Y fui toda en mí como fue en mí la vida…

Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:

un intento de vida;

un juego al escondite con mi ser.

Pero yo estaba hecha de presentes;

cuando ya los heraldos me anunciaban

en el regio desfile de los troncos viejos,

se me torció el deseo de seguir a los hombres,

y el homenaje se quedó esperándome.

 

Víctima de luz

Aquí estoy,

desenfrenada estrella, desatada,

buscando entre los hombres mi víctima de luz.

 

A ti he llegado.

Hay algo de universo en tu mirada,

algo de mar sin playa desembocando cauces infinitos,

algo de amanecida nostalgia entretenida en imitar palomas…

 

Mirarte es verme entera de luz

rodando en un azul sin barcos y sin puertos.

 

Es inútil la sombra en tus pupilas…

Algún soplo inocente debe haberse dormido en tus entrañas.

 

Eres, entre las frondas, mi víctima de luz.

Eso se llama amor, desde mis labios.

 

Tienes que olvidar sendas,

y disponerte a manejar el viento.

 

¡A mis brazos, iniciado de luz,

víctima mía!

 

Pareces una espiga debajo de mi alma,

y yo, pleamar tendida bajo tu corazón.

 

Agua, vida y tierra

Yo fui estallido fuerte de la selva y el río,

y voz entre dos ecos, me levanté en las cuestas.

De un lado me estiraban las manos de las aguas,

y del otro, prendíanme sus raíces las sierras.

Cuando mi río subía su caricia silvestre

en aventuras locas con el rocío y la niebla,

con el mismo amor loco que impulsaba mi sueño,

lejos de sorprenderlo, me hospedaba en las sierras.

Pero si alguna sombra le bajaba a los ojos,

me repetía en sus aguas hasta dar en la arena,

y era mi grito nuevo como un tajo en el monte

que anegaba las calles y golpeaba las puertas.

A veces la montaña se me vestía de flores

e iniciaba en mi talle curvas de primavera.

Quién sabe en qué mañana se apretaron mis años

sobre senos y muslos y caderas de piedra!

Se treparon mis ojos al rostro de los árboles

y fueron mariposas sus vivas compañeras:

así es como en los prados voy buscando las flores,

y alas pido en las almas que a mi vida se acercan.

Mis dedos arañaron la fuerza de los riscos,

y juraron ser índices de mis futuras vueltas;

por eso entre los cuerpos doblados de los hombres,

como puntales puros de orientación se elevan.

Yo fui estallido fuerte de la sierra y el río,

y crecí amando el río e imitando la sierra…

Una mañana el aire me sorprendió en el llano:

ya mi raíz salvaje se soltaba las riendas!

Pálidas ceremonias saludaron mi vida,

y una fila de voces reclamaron la prenda…

Mis labios continuaron el rumor de las fuentes

donde entrañé mis años y abastecí las venas.

De ahí mi voz de ahora, blanca sobre el lenguaje,

se tiende por el mundo como la dio la tierra!

 

Poema para mi muerte

Morir conmigo misma, abandonada y sola,

en la más densa roca de una isla desierta.

En el instante un ansia suprema de claveles,

y en el paisaje un trágico horizonte de piedra.

Mis ojos todos llenos de sepulcros de astro,

y mi pasión, tendida, agotada, dispersa.

Mis dedos como niños, viendo perder la nube

y mi razón poblada de sábanas inmensas.

Mis pálidos afectos retornando al silencio

-¡hasta el amor, hermano derretido en mi senda!-

Mi nombre destorciéndose, amarillo en las ramas,

y mis manos, crispándose para darme a las yerbas.

Incorporarme el último, el integral minuto,

y ofrecerme a los campos con limpieza de estrella

doblar luego la hoja de mi carne sencilla,

y bajar sin sonrisa, ni testigo a la inercia.

Que nadie me profane la muerte con sollozos,

ni me arropen por siempre con inocente tierra;

que en el libre momento me dejen libremente

disponer de la única libertad del planeta.

¡Con qué fiera alegría comenzarán mis huesos

a buscar ventanitas por la carne morena

y yo, dándome, dándome, feroz y libremente

a la intemperie y sola rompiéndome cadenas!

¿Quién podrá detenerme con ensueños inútiles

cuando mi alma comience a cumplir su tarea,

haciendo de mis sueños un amasijo fértil

para el frágil gusano que tocará a mi puerta?

Cada vez más pequeña mi pequeñez rendida,

cada instante más grande y más simple la entrega,

mi pecho quizás ruede a iniciar un capullo,

acaso irán mis labios a nutrir azucenas.

¿Cómo habré de llamarme cuando sólo me quede

recordarme, en la roca de una isla desierta?

Un clavel interpuesto entre el viento y mi sombra,

hijo mío y de la muerte, me llamará poeta.

 

 

NICOLÁS GUILLÉN

 El negro mar

La noche morada sueña

sobre el mar;

la voz de los pescadores

mojada en el mar;

sale la luna chorreando

del mar.

 

El negro mar.

 

Por entre la noche un son,

desemboca en la bahía;

por entre la noche un son.

 

Los barcos lo ven pasar,

por entre la noche un son,

encendiendo el agua fría.

Por entre la noche un son,

por entre la noche un son,

por entre la noche un son. . .

 

El negro mar.

 

-Ay, mi mulata de oro fino,

ay, mi mulata

de oro y plata,

con su amapola y su azahar,

al pie del mar hambriento y masculino,

al pie del mar

 

Canción

¡De que callada manera

se me adentra usted sonriendo,

como si fuera la primavera !

¡Yo, muriendo!

 

Y de que modo sutil

me derramo en la camisa

todas las flores de abril

 

¿Quién le dijo que yo era

risa siempre, nunca llanto,

como si fuera

la primavera?

¡No soy tanto!

 

En cambio, ¡Qué espiritual

que usted me brinde una rosa

de su rosal principal!

 

De que callada manera

se me adentra usted sonriendo,

como si fuera la primavera

¡Yo, muriendo!

 

Burgueses

No me dan pena los burgueses vencidos.

Y cuando pienso que van a dar me pena,

aprieto bien los dientes, y cierro bien los ojos.

 

Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas,

pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes,

pienso en mis largos días sin camisa ni sueños,

pienso en mis largos días con mi piel prohibida,

pienso en mis largos días Y

 

No pase, por favor, esto es un club.

La nómina está llena.

No hay pieza en el hotel.

El señor ha salido.

 

Se busca una muchacha.

Fraude en las elecciones.

Gran baile para ciegos.

 

Cayó el premio mayor en Santa Clara.

Tómbola para huérfanos.

El caballero está en París.

La señora marquesa no recibe.

En fin Y

 

Que todo lo recuerdo y como todo lo recuerdo,

¿qué carajo me pide usted que haga?

Además, pregúnteles,

estoy seguro de que también

recuerdan ellos.

 

Problemas de subdesarrollo

Monsieur Dupont te llama inculto,

porque ignoras cuál era el nieto

preferido de Víctor Hugo.

 

Herr Müller se ha puesto a gritar,

porque no sabes el día

¡exacto¿ en que murió Bismark.

 

Tu amigo Mr. Smith,

inglés o yanqui, yo no lo sé,

se subleva cuando escribes shell.

¡Parece que ahorras una ele,

y que además pronuncias chel!

 

Bueno ¿y qué?

Cuando te toque a ti,

mándales decir cacarajícara

y que donde está el Aconcagua,

y que quién era Sucre,

y que en qué lugar de este planeta

murió Martí.

 

Un favor:

que te hablen siempre en español.

 

Son 16

Yoruba soy, lloro en yoruba

lucumí.

Como soy un yoruba de Cuba,

quiero que hasta Cuba suba mi llanto yoruba;

que suba el alegre llanto yoruba

que sale de mí.

 

Yoruba soy,

cantando voy,

llorando estoy,

y cuando no soy yoruba,

soy congo, mandinga, carabalí.

Atiendan amigos, mi son, que empieza así:

 

Adivinanza

de la esperanza:

lo mío es tuyo

lo tuyo es mío;

toda la sangre

formando un río.

 

La ceiba ceiba con su penacho;

el padre padre con su muchacho;

la jicotea en su carapacho.

 

¡Que rompa el son caliente,

y que lo baile la gente,

pecho con pecho,

vaso con vaso,

y agua con agua con aguardiente!

 

Yoruba soy, soy lucumí,

mandinga, congo, carabalí.

Atiendan, amigos, mi son, que sigue así:

 

Estamos juntos desde muy lejos,

jóvenes, viejos,

negros y blancos, todo mezclado;

uno mandando y otro mandado,

todo mezclado;

San Berenito y otro mandado,

todo mezclado;

negros y blancos desde muy lejos,

todo mezclado;

Santa María y uno mandado,

todo mezclado;

todo mezclado, Santa María,

San Berenito, todo mezclado,

todo mezclado, San Berenito,

San Berenito, Santa María,

Santa María, San Berenito

todo mezclado!

 

Yoruba soy, soy lucumí,

mandinga, congo, carabalí.

Atiendan, amigos, mi son, que acaba así:

 

Salga el mulato,

suelte el zapato,

díganle al blanco que no se va:

de aquí no hay nadie que se separe;

mire y no pare,

oiga y no pare,

beba y no pare,

viva y no pare,

que el son de todos no va a parar!

 

(T/Prensa/FEEPR)

 

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