La niñez es la etapa en que

 todos los hombres

son creadores

Juana de Ibarbourou

Gabriel Saldivia es un hombre conversador y educado, de entrada da la impresión de ser tranquilo y observador. Sin embargo, es un hombre formado, cursó estudios de Castellano y Literatura en el Pedagógico de Barquisimeto, y Letras en la Universidad Central de Venezuela. Saldivia ha vivido entre libros, se desempeñó como bibliotecario de la Biblioteca Nacional y no conforme con eso decidió que también la escritura formara parte de su existencia. Se inició con la poesía y luego pasó a la literatura infantil. Además, está muy vinculado con actividades de investigación y promoción de la lectura.


Ahora, luego de la publicación de El Tigrón en el 2017. Regresa a El Tocuyo para contarnos la historia de Kanko y Ventarrón, presentado en la 10ma Feria del Libro de Caracas. Gabriel cuenta que “es un libro para niños basado en la historia de personajes reales de la ciudad de El Tocuyo, estado Lara pero llevados a cuento para niños, estos personajes cobran una gran fuerza desde el punto de vista de la ficción y de la imaginación”.

La línea que separa la realidad y la ficción es muy tenue. Estos personajes reales saltan al libro para contar sus correrías y aventuras. Por eso, Kanko y Ventarrón viven “situaciones muy descarnadas dentro de  esa realidad, pero ahí surge el cuento como la gran maravilla para fusionar dos cosas: realidad y ficción. Fusionadas de tal manera que se hacen inseparables y es el encantamiento que tiene el mundo de los sueños y de la fantasía”.

Estas personas que llegan de la nada a un pueblo fueron parte de la infancia del autor, “me vi rodeado de seres muy llamativos, personajes llenos de aventuras, personajes llenos de cosas que me llamaron la atención de una manera extraordinaria y definitiva en mi vida”. Hacerlos literatura le ha dado la libertad de compartirlo con sus lectores.

En este libro puede encontrarse leves indicios de la crónica, Saldivia cuenta entre líneas sobre los efectos del sismo sucedido en El Tocuyo en 1950. Describe a sus personajes como seres arquetípicos porque están llenos de una gran fuerza que se expresa de manera distinta en cada uno. “Kanko es una fuerza telúrica, tiene que ver mucho con la tierra, con la vibración de la tierra, los volcanes, los ríos, las piedras. Él se consigue con esa contrafigura, que es Ventarrón, que tiene que ver mucho con el viento, los remolinos, la brisa”.

Una de los objetivos de la literatura infantil es reafirmar los valores a los niños y ampliarles su visión de mundo. “La solidaridad queda demostrada en el oficio que desempeña cada una de esas personas en el pueblo. Esta historia tiene que ver con despertar la reflexión, que el niño se haga preguntas, que dude de esa historia. Sería encantador que diga cómo le parece Kanko o Ventarrón, que haga su propia historia porque la literatura está para hacerla entre todos”.

El escritor hace énfasis en “que hay personajes que han convivido con nosotros desde nuestra infancia, que es bueno acercarse a ellos a través del cuento, de la poesía, a través del arte”.

Saldivia que ha publicado poemas, ensayos y artículos en diversos periódicos y revistas del país, destaca que “lo importante es que el lector le dé continuidad a Kanko y Ventarrón y permita que ese libro siga su camino, ¿cuál es el camino? Conversar con usted todo el tiempo, en cualquier lugar donde esté ese cuento debería –ojalá sea así- propiciar un diálogo”.

 

Postdata

Gabriel Saldivia hace un reconocimiento especial a Alejandra Herrera, ilustradora de Kanko Ventarrón. “El lenguaje visual es muy distinto al escrito y Alejandra supo captar y representar esta historia. Tradujo mis palabras a las imágenes”.

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