“Platón expone una arquitectónica cuya función radica en ser representación del logos, la cual está ligada a significaciones simbólicas. La función simbólica en Platón tiene tal trascendencia que la ciudad carece de cualquier otro sentido fuera de ella; la ciudad más que mera arquitectura es representación simbólica, que determina al lector del texto urbano.
La ciudad como representación está supeditada, en primer lugar, al logos, y éste a lo político, lo religioso… En este sentido, la representación discursiva de la ciudad se manifiesta a través del espacio y de las formas del lenguaje arquitectónico. En segundo término, la representación de la polis platónica se funda en la areté [αρετή], en tanto entendamos esta excelencia enmarcada en el concepto de lo justo. Por ello en lo que toca “a la excelencia de la ciudad esa virtud de que cada uno haga en ella lo que le es propio”. Lo limitado que limita, o lo definido que define cada elemento ocupando su lugar correspondiente.”
Obed Delfín
“El proyecto de la ciudad platónica es un proyecto de ciudad educadora, que tiene como finalidad primordial la construcción de una ciudadanía organizada, autónoma y solidaria, capaz de convivir en la diferencia y de solucionar pacíficamente los conflictos.
En este proceso continuo y dinámico de aprendizaje, construcción y razonamiento, los ciudadanos crean y recrean la cultura, que a su vez los produce y reproduce. La memoria colectiva recupera las tradiciones, los haceres, los saberes y los tipos de organización si se quieren privilegiar reflexionados y construidos desde el razonamiento complejo.
La ciudad de la palabra es un proyecto que reivindica lo colectivo y lo público, lo político y lo moral, es fenómeno, una atopía, eminentemente comunicativo estableciendo cambios en la conducta y los comportamientos de los ciudadanos”.